Los hallazgos publicados en la revista Sleep y presentado en la reunión anual de la Associated Professional Sleep Societies en Minneapolis, Minnesota, advierten que a los 15 minutos de exponerse a este tipo de luz, aumenta la sensación de apetito y esta se mantiene elevada por dos horas, incluso después de comer.
"Una exposición por la noche de 3 horas a la luz azul impacta de forma aguda en el hambre y en el metabolismo de la glucosa. Estos resultados son importantes porque sugieren que la manipulación de la exposición de la luz ambiental puede representar un nuevo enfoque para influir en los patrones de consumo de alimentos y en el metabolismo", explicó Ivy Cheung, coautor de la investigación.
Para llegar a dichas conclusiones, 10 adultos sanos con horarios de sueño y alimenticios regulares recibieron comidas hipocalóricas idénticas y fueron expuestos a la luz tenue durante dos días en habitaciones individuales en un entorno hospitalario que implicaban la exposición a menos de 20 lux (nivel de iluminación) durante 16 horas despiertos y menos de 3 lux durante ocho horas de sueño. En el tercer día fueron expuestos a tres horas de 260 lux, luz azul enriquecido a partir 10.5 horas después de despertarse.
Al comparar el efecto, los participantes calificaron su hambre más fuerte después de la exposición a la luz azul que con luz tenue.
Teléfonos celulares
Los teléfonos celulares comenzaron a estar disponibles ampliamente en los Estados Unidos en la década de 1990, pero su uso ha ido aumentando desde entonces. De acuerdo con la Cellular Telecommunications & Internet Association de EE.UU., para junio de 2011 había 320 millones de suscriptores de telefonía celular, cifra por arriba de la población total de los Estados Unidos. Además del gran número de usuarios de celulares, la cantidad de tiempo que las personas pasan con sus teléfonos también ha aumentado repentinamente en las últimas décadas.
Los teléfonos celulares emiten una forma de energía conocida como ondas de radiofrecuencia (RF). La Administración Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de los Estados Unidos han desarrollado pautas que limitan la cantidad de energía de radiofrecuencia que se permite que emitan los teléfonos celulares.
La exposición a radiofrecuencias a raíz de los teléfonos celulares se mide mediante la Tasa de Absorción Específica (SAR, por sus siglas en inglés). Esta tasa mide la cantidad de energía que absorbe el organismo. La SAR permitida en los Estados Unidos es de 1.6 vatios por kilogramo (1.6 w/kg).
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