Pasar décadas sentado y no hacer ejercicio podría significar una vida mucho más corta, según encontró una reciente investigación tras monitorizar a más de 23,000 adultos a lo largo de 20 años. Los autores encontraron que aquellos que fueron inactivos a lo largo de ese periodo tenían el doble de riesgo de una muerte prematura, en comparación con los que eran físicamente activos.
"Para obtener los máximos beneficios de la actividad física en términos de la protección contra la muerte prematura por todas las causas, hay que seguir siendo físicamente activo", señaló la autora principal del estudio, la doctora Trine Moholdt, de la Universidad Noruega de Ciencias y Tecnología (NTNU).
Sin embargo, alentó a aquellos que son sedentarios, señalando que nunca es tarde para comenzar a moverse. "También se puede reducir el riesgo adoptando la actividad física a una edad más avanzada, aunque no se haya sido activo antes".
A mediados de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio que se publicó en The Lancet. El trabajo reflejó que alrededor de un cuarto de la población mundial (aproximadamente 1,400 millones de personas) se encuentran en peligro de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, demencia e incluso cáncer, debido a sus hábitos sedentarios.
El organismo también advirtió que al menos un 60% de las personas no realizan la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Entre las causas de este déficit se encuentran la superpoblación, aumento de la pobreza, la criminalidad y la densidad del tráfico, mala calidad del aire, y la inexistencia de parques, acercas o instalaciones deportivas.
Actualmente, en EE. UU. las Directrices de Actividad Física aconsejan que los adultos hagan semanalmente 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa. Sin embargo, en un intento por combatir el sedentarismo, estas pautas se adaptaron, señalando que cualquier movimiento es importante para la salud independientemente de su duración.
El nuevo estudio de la NTNU, se resaltó la importancia de porqué es necesario adoptar estos hábitos. Sus hallazgos se publicaron en la reunión anual de la Sociedad Europea de Cardiología, que tuvo lugar en París.
Mayor riesgo de muerte
El estudio incluyó datos de personas de 20 años o más que se agruparon según sus niveles de actividad, y fueron evaluados en dos periodos (1984-1986 y 2006-2008). Los participantes se ubicaron en una de tres categorías:
- Inactivos.
- Moderadamente activos, es decir, que realizaban menos de dos horas de actividad física por semana.
- Altamente activas, es decir, que realizaban dos o más horas de actividad física por semana.
Al final de 2013, las que fueron inactivas en ambos periodos tenían el doble de probabilidades de haber muerto por cualquier causa, y 2.7 veces más probabilidades de haber muerto por enfermedad cardiaca, en comparación con las que fueron altamente activas de forma constante.
En sintonía con las pautas para la actividad física de EE. UU., los expertos explicaron que incluso un poco de ejercicio ayudó a reducir el riesgo. Encontraron que las personas que eran "moderadamente" activas en ambos periodos tenían un aumento del 60 al 90% en el riesgo de muerte por cualquier causa y por enfermedad cardiaca, respectivamente, en comparación con el grupo que fue altamente activo de forma constante.
Sin embargo, Moholdt señaló "los niveles de actividad física, incluso inferiores a los recomendados, ofrecen beneficios para la salud. La aptitud física es más importante que la cantidad de ejercicio".
Si el problema es una cuestión de motivación, la experta tiene una solución: "Haz actividades que te gusten y muévete más en tu vida cotidiana. Por ejemplo, ve a las tiendas caminando en lugar de conducir, bájate del metro una parada antes, y usa las escaleras en lugar del elevador. Recomiendo que todo el mundo se quede sin aliento al menos un par de veces por semana".
