Según un estudio reciente realizado en Suecia, fomentar los niveles de educación física de los estudiantes aumenta sus calificaciones.
Un grupo de investigadores hizo un seguimiento a más de 200 niños, a partir de primero a tercer grado, durante nueve años. Algunos niños fueron asignados a un grupo de intervención que recibía educación física cinco días por semana, además de entrenamiento adicional en habilidades motrices físicas como el equilibrio y la coordinación. Los demás niños se asignaron a un grupo de control que recibió los niveles usuales de educación física.
Puntos clave
El estudio mostró que 96 por ciento de los estudiantes del grupo de intervención lograron calificaciones que les hacían elegibles para avanzar a la escuela secundaria superior, frente a 89 por ciento de los del grupo de control.
Esta diferencia fue particularmente evidente entre los chicos (96 por ciento en el grupo de intervención y 83 por ciento en el grupo de control). Los chicos del grupo de intervención tuvieron calificaciones significativamente más altas en sueco, inglés, matemáticas, educación física y salud que los del grupo de control.
El estudio también halló que en noveno curso, 93 por ciento de los estudiantes del grupo de intervención tenían buenas habilidades físicas motrices, frente a 53 por ciento de los estudiantes del grupo de control.
"La educación física se ha reducido de tres lecciones por semana a una o dos", lamentó la autora del estudio Ingegerd Ericsson, de la Universidad de Malmo. "Confirmamos científicamente que una educación física programada a diario y el entrenamiento adaptado en habilidades motrices no solo mejoran las habilidades motrices, sino también el rendimiento escolar".
La Fundación Nemours, un sistema de salud pediátrica líder en Estados Unidos, explica que en los niños, hacer ejercicio significa jugar y mantenerse físicamente activos. Esto lo consiguen en una clase de gimnasia en la escuela, un partido de fútbol o una clase de baile. También hacen ejercicio cuando están en el recreo, andan en bicicleta o juegan a la mancha.
Los niños activos serán más delgados, con músculos y huesos más fuertes, menos probabilidades de tener sobrepeso y diabetes tipo 2, presión arterial y niveles de colesterol en sangre probablemente más bajos y una mejor actitud ante la vida.
"Además de disfrutar los beneficios que la práctica regular de ejercicio aporta a la salud, los niños con buen estado físico duermen mejor y pueden enfrentar los desafíos físicos y emocionales con mayor eficacia (desde correr para alcanzar un autobús hasta estudiar para un examen)", explica un informe de la Fundación.