Investigadores aseguran que las personas que hacen ejercicio en su juventud en forma constante, sobre todo las mujeres, son menos propensas a enfrentarse a la batalla contra la gordura que tienen que luchar las que son menos constantes.
Así lo demostró un estudio realizado por la Universidad de Northwestern, que encontró que el ejercicio regular en la juventud previene el aumento posterior de peso si se alcanzan los 150 minutos de actividad física entre moderada y vigorosa por semana. Algunos ejemplos de este tipo de actividad son: correr, caminar rápido, jugar básquetbol, tomar clases de ejercicio o actividades diarias como las tareas de casa, tal como explica el estudio, publicado en el Journal of the American Medical Association.
La cantidad de ejercicio sugerida por los investigadores es la misma que recomienda el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
"Esto anima a las personas a mantener su estilo de vida activo y un programa de actividad durante décadas", aseguró la Dra. Arlene L. Hankinson, autora líder del estudio y profesora del departamento de medicina preventiva de la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. Señaló que el estudio cubrió veinte años.
"Es importante iniciar en la juventud y mantenerse activo, pero eso no significa que uno no puede cambiar. Tal vez simplemente sea más difícil evitar el aumento de peso en la mediana edad", apuntó Marcia G. Ory, profesora Regents de salud social y conductual, y directora del Programa de Envejecimiento y Fomento de la Salud de la Escuela de Salud Pública Rural del Centro de Ciencias de la Salud Texas A&M en College Station, Texas.
Según la Dra. Hankinson, líder de la investigación, la clave para combatir la obesidad está en la prevención y no tanto en los tratamientos para bajar de peso: "la mayoría de las investigaciones actuales se enfocan en perder peso, no en evitar el aumento de peso".
Para investigar ese último factor, el estudio siguió durante veinte años a 3,554 hombres y mujeres que tenían entre 18 y 30 años de edad al inicio del estudio. Los participantes vivían en una de cuatro áreas urbanas de EE. UU.: Chicago, Illinois; Birmingham, Alabama; Minneapolis, Minnesota; y Oakland, California.
Tras ajustar por varios factores, como la edad y la ingesta energética, los hombres que mantuvieron un nivel alto de actividad aumentaron en promedio 2.6 kilos (5.7 libras) menos, y las mujeres con un nivel alto de actividad aumentaron 6 kilos (13.4 libras) menos, que sus contrapartes que hacían menos ejercicio o no hacían ejercicio de forma constante durante el periodo de veinte años.
Gran parte del beneficio se observó alrededor de la cintura. Los hombres con actividad alta aumentaron 3.1 centímetros (1.2 pulgadas) menos alrededor de la cintura cada año, y las mujeres 3.8 centímetros (1.5 pulgadas) menos por año.
Puntos clave
Sin embargo, los investigadores advirtieron que los niveles más altos de actividad física por sí mismos podrían no ser del todo suficientes para evitar el aumento de peso, y anotaron que los hombres y las mujeres de todos los niveles de actividad aumentaron peso en el periodo de veinte años. No obstante, señalaron que una mayor actividad ciertamente ayudó a controlar el peso durante la transición de la juventud a la mediana edad.
El seguimiento de veinte años de este estudio fue particularmente impresionante, anotó Ory, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de los estudios actuales enfocados en el peso son de duración más corta.
"[El peso] se puede rastrear en momentos decisivos claves, los tipos de actividades que se hacen de forma confiable y la diferencia que esto significa", explicó.
La diferencia sexual (la magnitud del beneficio fue el doble en las mujeres que en los hombres) podría explicarse mediante diferencias fisiológicas, sugirieron los investigadores.
"Las dos cosas fisiológicas que se asocian con el sexo femenino que definitivamente tienen que ver son tener hijos y la menopausia", aseguró Hankinson. "Pero podría haber otras diferencias fisiológicas que no podemos medir, y tal vez también haya diferencias culturales".
"Sabemos que en las mujeres que pasan por la menopausia hay un incremento natural en el aumento de peso", añadió la Dra. Suzanne Steinbaum, directora de mujeres y enfermedad cardiaca del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. "Mi comentario es que también se debe entrenar para la menopausia como si fuera un maratón. Si se comienza a hacer ejercicio antes del inicio de la menopausia y se hace durante veinte años, no hay que aumentar de peso. La salud no es algo instantáneo. Hay que mantener un estilo de vida".
"Lleguemos a la mediana edad con las mejores oportunidades para un buen peso, y para hacerlo hay que comenzar temprano", concurrió Ory. "Nunca es tarde para comenzar buenas conductas. Simplemente es probable que haya que hacerlas con mayor intensidad".