La sola idea de pensar que una droga puede volver a alguien más o menos bondadoso es inquietante, pero así lo prueba un estudio conjunto de la University College de Londres (UCL) y la Universidad de Oxford, en Reino Unido, publicado ahora en Current Biology.
Para estudiar cómo los niveles de serotonina y dopamina influyen en el comportamiento moral de las personas, se le dio a un grupo de participantes sanos el antidepresivo Citalopram que mejora los niveles de serotonina y se observó que estaban dispuestos a pagar casi el doble para evitar el daño a sí mismos o a los demás, comparados con el grupo que recibió drogas placebo.
En contraste, el medicamento Levodopa que se prescribe para nivelar la dopamina en pacientes con el mal de Parkinson, hizo que la gente se vuelva más egoísta, eliminando la tendencia altruista a preferir hacerse daño por sobre otros, o a evitar el daño a los demás.
La investigación da pistas sobre lo que hay detrás de los trastornos que se caracterizan por una falta de preocupación por los demás, tal el caso de los psicópatas, quienes podrían tener alterados los niveles de estas sustancias.
La serotonina es una sustancia natural del cerebro que ayuda a mantener el equilibrio mental.
La dopamina es una sustancia natural del cerebro, necesaria para controlar el movimiento.
"Nuestros resultados tienen implicaciones para las líneas potenciales del tratamiento de la conducta antisocial, ya que nos ayudan a entender cómo la serotonina y la dopamina afectan la predisposición de las personas de dañar a otros para beneficio personal", dijo la neurocientífica Molly Crockett, líder del estudio. "Hemos demostrado que los fármacos psiquiátricos comúnmente prescriptos, influyen en las decisiones morales en las personas sanas, y esto plantea interrogantes éticos importantes sobre el uso de estos fármacos” agregó.
"Es importante destacar, sin embargo, que estos medicamentos pueden tener efectos diferentes en los pacientes psiquiátricos en comparación con las personas sanas” señaló. Y está segura de que se necesita más investigación para determinar si estos medicamentos afectan las decisiones morales en las personas que los toman por razones médicas".
Drogas vs. Bondad
El estudio, financiado por el Wellcome Trust de Londres, comparó mediante pruebas prácticas hasta dónde las personas estaban dispuestas a infligir dolor en forma anónima a extraños o a sí mismo a cambio de dinero.
Participaron 175 adultos sanos, 89 fueron asignados al azar para recibir Citalopram o placebo y 86 asignados al azar para recibir Levodopa o placebo.
Todos los participantes recibieron descargas eléctricas dolorosas ligeramente adaptadas a su umbral de dolor. Y a su vez, podían elegir infligir descargas a extraños. Por ambas cosas, recibían dinero. Y para evitarlo, debían pagar.
En promedio, las personas que recibieron un placebo estaban dispuestas a pagar aproximadamente $35 por cada descarga para evitar el daño a sí mismos y $44 para evitar el daño a los demás.
Los que recibieron Citalopram estaban mucho más dispuestos a evitar el daño propio y ajeno: llegaron a pagar $60 para evitar el daño a sí mismos y $73 por evitar dolor a los demás. En el transcurso del experimento, la gente que tomó Citalopram recibió un promedio de 30 descargas menos y redujo en 35 las descargas a los demás, comparados con los que recibieron placebo.
En cambio, las personas que tomaron Levodopa, no estaban dispuestos a pagar más para evitar el daño a los demás que para evitarlo a sí mismo. Decidieron pagar la misma suma, $35 por descarga, una cifra mucho menor que la del grupo de Citalopram. También fueron menos reacios a aceptar que se les dieran descargas a otros, y tomaron la decisión más rápido que los del grupo placebo.
Un interesante hallazgo que llevará a los científicos a seguir explorando el tema, para entender mejor cómo los niveles de ciertas sustancias del cerebro influyen en el comportamiento moral de las personas.