En algunos estados ya comenzó el operativo anual de medir la alcoholemia en los conductores, que se extenderá durante todo el mes de diciembre. La policía separa al azar a personas que conducen y les miden la cantidad de alcohol presente en el organismo.
Es que en la temporada de fiestas hay más autos en las carreteras, la gente está más apurada y hay muchos conductores bajo los efectos del alcohol, y como las campañas de prevención no son suficientes, se deben llevar a cabo grandes y sostenidos operativos de control.
¿Cuánto se puede tomar? Los conductores se consideran bajo los efectos del alcohol cuando arrojan una medida de 0,08 g/dL o más en la prueba. Y los menores de 21 años, no pueden manejar después de consumir aunque sea una sola gota de alcohol debido a las leyes de tolerancia cero para esa franja de edad.
Muchas personas tratan de calcular sus concentraciones de alcohol en la sangre (BAC por su sigla en inglés) después de beber, pero no es tan simple. Es una ecuación basada en la cantidad de bebidas consumidas, el tipo de bebida, el tamaño de la copa, el peso corporal y el sexo, el tiempo transcurrido, la cantidad y el tipo de comida en el estómago, y las condiciones de salud: el mejor consejo es no conducir después de beber, ya que el deterioro de las funciones comienza con la primera copa, según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA por su sigla en inglés).
Peligro: alcohol al volante
De todas las personas que murieron en accidentes de tránsito durante el año 2013, el 31% involucraron a un conductor ebrio, y este porcentaje se está mantiendo sin cambios durante los últimos 10 años.
Pero durante los 6 períodos más importantes de vacaciones, el porcentaje trepa al 40%. Y tan sólo en los días que rodean a la Navidad y la víspera de Año Nuevo, un promedio de 304 personas mueren cada año en accidentes relacionados con conductores ebrios, según la NHTSA.
Los efectos inmediatos del alcohol provocan alteración de la visión y dificultad para percibir los colores; también se altera el razonamiento normal, dañando la capacidad de tomar decisiones acertadas y rápidas.