Un grupo de pacientes obesos que estaban por ser sometidos a una operación para bajar de peso, demostraron tener menos riesgo de sufrir depresión si hacían ejercicio. La actividad física también redujo la necesidad de recibir antipresivos o asistencia psicológica para tratar la depresión o ansiedad.
Los hallazgos del estudio conducido por Wendy King, epidemióloga del Pitt Public Health, concluyen que no es necesario que se realice una actividad física intensa: solo 8 minutos diarios de actividad física moderada sería suficiente, según se demostró en el 82 por ciento de los casos analizados.
Puntos clave
Uno de los objetivos del estudio era buscar el umbral de ejercicio en el que se empezaran a notar cambios y mejoras en la salud mental. Y sorprendió descubrir que este umbral era realmente bajo, según explicó King en un comunicado de prensa del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
El estudio tuvo una duración de tres años, en los que se buscó cuánta actividad física era necesaria para notar mejoras psicológicas. Participaron 850 adultos, una semana antes de ser operados de cirugía bariátrica para bajar de peso.
Los voluntarios utilizaron un dispositivo electrónico para rastrear su actividad física, y completaron un cuestionario para poder evaluar su salud mental. En él también tenían que informar si tenían síntomas de depresión o si estaban recibiendo algún tratamiento por problemas mentales o emocionales como ansiedad o depresión. Un tercio de los participantes reveló tener síntomas de depresión, y dos de cada cinco tomaban o habían tomado medicación, o recibían apoyo psicológico por su depresión o ansiedad.
En solo ocho minutos diarios de actividad se obtuvo el cambio más significativo, aunque impliquen 4,750 pasos al día, menos de la mitad de los 10,000 recomendados para un adulto sano. En este tiempo se demostró que en el 82 por ciento de los casos se redujeron los riesgos de depresión y ansiedad en adultos obesos.
Esto explica que con solo dejar el sedentarismo, ya se obtienen importantes beneficios en esta población de personas obesas. De todos modos, y aunque los resultados fueron reveladores, hacen falta más investigaciones para probar que ciertamente fue el ejercicio el que influyó en la salud mental de los voluntarios, según explicó la coautora del estudio, Melissa Kalarchian, profesora del Western Psychiatric Institute and Clinic.
Se sabe que la actividad física es clave en el manejo del peso, y hay que considerar que tiene un impacto favorable en la salud mental de los obesos. El 7 por ciento de la población tiene desórdenes depresivos, y el 10 por ciento, trastornos de ansiedad. Y en el caso de los adultos obesos, la probabilidad se duplica.
Las expertas concluyen que la depresión y la ansiedad deberían ser tratadas antes de la cirugía, para evitar impactos negativos en el largo plazo de quienes pasan por el quirófano para bajar de peso.