Veintiún adultos sanos se sometieron durante seis semanas a ciclos cambiantes de sueño y vigilia que les alteró el reloj biológico o ritmo circadiano.
Durante este período la tasa metabólica en reposo de los participantes se redujo, mientras que sus niveles de glucemia tras las comidas aumentaron, a veces incluso a niveles considerados como prediabéticos. Esto se debió a que el páncreas no producía suficiente insulina, señaló Buxton, quien también es profesor asistente de la división de medicina del sueño de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
Puntos clave
Los niveles elevados de glucemia pueden llevar a la diabetes. Si la dieta y el ejercicio no cambian, las tasas metabólicas bajas pueden llevar a la obesidad, lo que a su vez eleva el riesgo de diabetes.
Investigaciones anteriores han mostrado que las personas que trabajan en horarios nocturnos o que duermen poco de manera continua tienen niveles elevados de grasas en sangre y son más propensas a ser obesas y a sufrir de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico (un conjunto de afecciones que se asocian con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca), señaló el Dr. Orfeu Buxton, autor del nuevo estudio y neurocientífico asociado del Hospital Brigham and Women's de Boston.
El horario utilizado en la prueba fue similar al que tienen los trabajadores con turnos rotativos. Entre esos participantes, el descenso en la tasa metabólica equivale a unos 4.5 kilos (10 libras) añadidos en el transcurso de un año, señalaron los investigadores. Tras el periodo final de nueve días de descanso y recuperación, las anomalías metabólicas volvieron a la normalidad.
La restricción del sueño por sí sola no cambia la tasa metabólica en reposo ni los niveles de glucemia, pero causa mayor resistencia insulínica, o sea que la glucosa no se elimina con eficacia del torrente sanguíneo. Pero tener conciencia de los riesgos del trabajo en turnos (y en los viajes internacionales) permite que las personas pueden ajustarse para compensar.
La Dra. Loren Wissner Greene, profesora clínica del Centro Médico Langone de la NYU, en Nueva York, comentó que el estudio "muestra que en cierta forma, se puede controlar el destino al trastornar el sueño. Las personas podrían realizar modificaciones beneficiosas o nocivas que podrían afectar a su propio metabolismo".
Sin embargo, Greene advirtió que el estudio fue pequeño y que la conexión entre los cambios metabólicos y la diabetes en este contexto dista mucho de ser concluyente. Además, ninguno de los participantes hizo ejercicio durante el estudio, algo que podría haber alterado los hallazgos.