Aunque la mayor parte de la investigación sobre la dieta y la obesidad se enfoca en qué comen las personas, un nuevo estudio con ratones sugiere que se debe prestar más atención a cuándo se come.
Investigadores de Estados Unidos notaron que ratones a los que solo se permitió comer durante ocho horas al día comieron tanto como los que pudieron comer en cualquier momento. Ambos grupos consumieron una dieta rica en grasa, pero los ratones con un horario de alimentación restringido aumentaron menos de peso, tenían hígados más sanos y menos inflamación.
Puntos clave
Los hallazgos, publicados en la revista Cell Metabolism, sugieren que comer durante demasiadas horas del día podría contribuir a la obesidad. "Cada órgano tiene un reloj", aseguró el autor del estudio Satchidananda Panda, del Instituto Salk de Estudios Biológicos de la Jolla, California.
Eso significa que hay momentos del día en que los órganos, incluso el hígado, los intestinos y los músculos, operan con la máxima eficiencia, y otros momentos en que funcionan de forma menos eficaz, apuntó Panda. Esos ciclos son esenciales para procesos que van desde la descomposición del colesterol hasta la producción de glucosa. Comer con frecuencia durante el día y la noche podría afectar a esos ciclos metabólicos normales, sugirió el experto en un comunicado de prensa.
"Cuando comemos al azar, esos genes no se activan ni desactivan del todo", explicó Panda. Los resultados del estudio indican que tener un horario restringido de alimentación podría prevenir el aumento de peso y que la hora a la que las personas comen debería recibir más atención de parte de los investigadores sobre la obesidad.
"El enfoque ha sido lo que la gente come. No recolectamos datos sobre cuándo come la gente", anotó Panda. Sin embargo, si bien los estudios con animales pueden ser útiles, con frecuencia no logran producir resultados similares en los humanos.