Nuevas batallas legales se avecinan luego de la firma del gobernador de Georgia, Brian Kemp, quien convirtió en ley el martes 7 de mayo a uno de los más restrictivos proyectos anti aborto que existe en los Estados Unidos.
El mismo Kemp dijo que cumplió con su promesa de establecer “la más dura ley de aborto del país”. Agregó que “Georgia es un estado que valora la vida. Y nosotros estamos hablando por aquellos que no pueden por ellos mismos”.
Actualmente en Georgia, a las mujeres se les permite tener un aborto hasta la semana 20 de embarazo. A partir del 1 de enero de 2020, el proyecto de ley que firmó Kemp prohibiría los abortos después de detectar un latido fetal, que puede ser tan pronto como a las seis semanas de embarazo, cuando muchas mujeres aún ni siquiera saben que están embarazadas.
Doctores que se oponen a la ley de Georgia, explican que lo que el proyecto de ley considera “un latido” es simplemente una vibración de tejidos en desarrollo. Esa vibración es un término médico llamado "actividad cardíaca embrionaria", que no es el latido del corazón.
El texto de la legislación dice que "no se autoriza ni se realizará ningún aborto si se ha determinado que el feto tiene un latido cardíaco humano". E incluye algunas excepciones, por ejemplo, si el embarazo pone en riesgo la vida o representa un daño físico sustancial e irreversible para la mujer.
Uno de los autores del proyecto de ley, el representante estatal Ed Setzler, dijo que el aborto es un "procedimiento de barbarie”, y que existen muchas otras opciones para las mujeres, incluida la adopción y la píldora del día siguiente.
El capítulo de la American Civil Liberties Union (ACLU) en Georgia expresó que esta ley “prohibirá el aborto seguro y legal” y que “invade las decisiones más personales que una mujer o una pareja deben tomar”.
Por su parte, la sección de Planned Parenthood en el sudeste del país, envió al gobernador Kemp un mensaje conciso: “nos vemos en corte”.
“The Handmaid Coalition of Georgia”, una entidad pro aborto que tomó su nombre de la serie de TV que imagina un mundo en donde las mujeres son esclavas destinadas a procrear, marchó a la legislatura estatal, protestando la firma del proyecto de ley. Y también prometió acciones legales.
Georgia es el cuarto estado en promulgar una legislación de este tipo en 2019. Se están escribiendo proyectos de ley similares, basados en esos supuestos latidos cardíacos, en otros 10 estados: Missouri, Tennessee, Florida, Illinois, Louisiana, Maryland, Minnesota, Nueva York, Carolina del Sur y West Virginia, según el Instituto Guttmacher. Un juez federal ya ha bloqueado la ley de Kentucky. Otros tribunales anularon leyes similares recientemente promulgadas en Iowa y Dakota del Norte.
Hace pocos días, el Senado de Alabama votó una ley, tal vez la más dura de todas: no permite el aborto en casos de violación o incesto. Y criminaliza al profesional de salud que lo realice.
Otra barrera para las latinas
Para las mujeres latinas, el acceso a servicios de aborto se suma a una lista de barreras que incluyen conseguir atención médica, servicios en el mismo idioma, y falta de información. A esto se suma el estigma que existe cuando el embarazo es no deseado, o producto de la violencia; y las profundas raíces religiosas de muchos miembros de la comunidad.
En los Estados Unidos, se practican unos 600,000 abortos cada año, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en el 91.1% de los casos se realizan durante, o antes, de la semana 13 de gestación.
Según el Instituto Guttmacher, en 2014, el 45% de los embarazos fueron no deseados. Y uno de cada 10 de ellos terminó en aborto.
Muchas cosas han cambiado desde que la Corte Suprema falló en el caso Roe vs Wade, que legalizó el derecho al aborto en todo el país.
Y una vez más, esta decisión histórica está siendo desafiada. ¿Cómo se verían los Estados Unidos sin Roe vs. Wade? Revertir el caso histórico no convertiría automáticamente el aborto en ilegal en todo el país. Pero devolvería la decisión sobre su legalidad a los estados, en donde ya existen un mosaico de leyes que hacen que este procedimiento esté más o menos disponible, dependiendo en gran medida de las inclinaciones políticas del liderazgo de cada estado.
"Creemos que hay 22 estados que probablemente prohibirán el aborto sin Roe", debido a una combinación de factores que incluyen las leyes actuales, las regulaciones y las posiciones del gobernador y la legislatura estatal, explicó Amy Myrick, abogada del Center for Reproductive Rights que representa a los defensores del derecho al aborto en los tribunales.
"Ahora el nivel de amenaza es muy alto", dijo Myrick.
Con las leyes aprobadas recientemente, la lucha por el derecho al aborto está viviendo una de sus más cruciales batallas.