Un tema sencillo de disputa entre los géneros, tiene una explicación científica: las mujeres están más cansadas y eso es verdad, porque están biológicamente programadas para un sueño más liviano, dado que cuando son madres, se despiertan en la noche al menor movimiento del bebé para levantarse y alimentarlo, y escuchan hasta las quejas inaudibles de los niños.
Según una investigación de la Fundación Nacional del Sueño, las mujeres duermen peor que los hombres, ya que el 63% experimenta insomnio unas cuantas veces a la semana, mientras que en los hombres, la cifra es del 54%. Pero además, hay otros factores naturales que dan la razón para estar, casi siempre, más agotadas que los varones.
Las mujeres necesitan más horas de sueño, al menos unos 20 minutos extra, según el profesor Jim Horner, del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Loughborough, en Reino Unido. Según explica el científico lo necesitan porque al realizar multitareas durante el día, su cerebro se agota más.
Las mujeres duermen mal
Otra notable diferencia entre la energía de las mujeres y los hombres es lo que comen y lo que no comen. Las mujeres suelen estar a dieta durante mucho más tiempo que los varones. Esto las lleva a luchar contra el hambre en la noche y el hecho de no poder dormir muchas veces, pensando en las privaciones de los alimentos ricos. Y a veces, no pueden conciliar fácilmente el sueño.
Pero también las mujeres padecen en mayor medida la acidez de estómago. Las embarazadas y las que están en la etapa de la menopausia son más vulnerables a tener esta molestia, que es más pronunciada en la noche. Y es lógico que al dormir mal por esta causa, después en el día, se sientan más cansadas.
Las mujeres son más propensas a padecer de dolor de cabeza, y es frecuente que un dolor punzante las despierte en medio de la noche.
El Dr. Andy Dowson, del Kings College de Londres, explica que estos dolores “pueden actuar como un despertador que deteriora el descanso en las mujeres”.
Durante la pre menopausia y la menopausia, no importa la edad en la que comience, las mujeres sufren sofocos, un calor inexplicable que empieza en algún lugar por debajo del pecho y se expande por todo el cuerpo sin razón aparente. Esos calores nocturnos quitan mucho tiempo de sueño durante años, en muchos casos.
Y para concluir la lista de diferencias, los expertos citan el síndrome de las piernas inquietas, un mal que padece una de cada 10 personas, pero en las mujeres, es el doble de frecuente. También conocida como enfermedad de Willis-Ekbom, la condición causa la imperiosa necesidad de mover las piernas, además de una sensación de hormigueo en los pies, las pantorrillas y los muslos.
¿Hacen faltan más razones para que las mujeres se queden más tiempo en la cama?
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