Dormir poco no tiene nada de bueno, salvo por el momento en que se disfruta de una trasnochada con amigos. Pero al día siguiente comienzan los problemas, ya que la falta de sueño aumenta el deseo de comer alimentos con muchas calorías. Esto con el tiempo, también eleva el riesgo de subir de peso, y con ello, los problemas de salud como diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, colesterol alto y alteración de la autoestima, entre otros.
Un grupo de investigadores suecos solicitó a 16 hombres delgados que eligieran su porción ideal de alimentos y tentempiés. La experiencia se realizó luego de que los voluntarios durmieran un promedio de 8 horas, y se repitió en otra ocasión, pidiéndoles que fueran a la prueba sin dormir.
Puntos clave
En la prueba efectuada tras la noche sin dormir, los participantes eligieron porciones más abundantes de comida, tanto antes como después de desayunar. Según la autora del estudio, Pleunie Hogenkamp, de la Uppsala University, este hallazgo sugiere que la falta de sueño aumenta el deseo de comer, ya sea que la persona se sienta llena o no.
En un comunicado de la universidad, la autora del estudio manifestó: "Hay que tener en cuenta que en la sociedad moderna, el sueño insuficiente es un problema cada vez más habitual. Y nuestros resultados explican por qué un cambio en los hábitos de sueño puede aumentar los riesgos de que la gente suba de peso en el largo plazo".
El estudio fue publicado a mediados de febrero en el journal Psychoneuroendocrinology. El mismo equipo de investigadores realizó estudios donde lograron determinar que los hombres jóvenes de peso normal, evidenciaban cambios en la actividad cerebral luego de pasar una noche sin dormir. Específicamente, se mostraba más activa la zona del cerebro que está relacionada con el deseo de comer.
Otro estudio realizado por científicos de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, estudió durante una semana a 17 voluntarios jóvenes de entre 18 y 40 años. Estos fueron monitoreados en sus casas, en función a cuánto comían y dormían; luego permanecieron en la clínica durante 8 días. La mitad de ellos podía dormir según sus hábitos, y a la otra mitad solo se le permitió dormir las dos terceras partes de lo habitual.
A todos los voluntarios se les controló cuánta actividad física realizaban, si se movían o eran sedentarios. A la hora de comer, todos podían elegir cuanto quisieran, en la cafetería del hospital o afuera del centro de investigación. Los participantes que dormían menos comieron 549 calorías más que lo habitual, y gastaron menos calorías que el resto.
El doctor Andrew Calvin, autor del estudio y profesor de la clínica, explica que las personas que duermen poco, “consumen más calorías al día y no las queman porque no se mueven.” Según Calvin, la cuarta parte de los estadounidenses duerme seis o menos horas por noche, por eso sostiene que hacen falta más investigaciones para poder solucionar dos problemas graves de los estadounidenses: la falta de sueño y la obesidad.