En una reunión anual de la Sociedad para el Estudio del Comportamiento de la Ingesta que tuvo lugar en Zurich, Suiza, los investigadores determinaron que los humanos, al igual que los animales, parecen disfrutar y aprovechar mejor la comida en bocados pequeños.
La líder del estudio, Devina Wadhera del Departamento de Sicología de la Universidad del Estado de Arizona, en los Estados Unidos, sugiere: “cortar alimentos muy energéticos en trozos pequeños puede beneficiar a las personas que quieren que su comida les de más saciedad, a la vez que pueden controlar el tamaño de las porciones”.
Puntos clave
Trabajos previos ya habían sugerido que las porciones más grandes hacen que la gente coma más. Para este estudio, Wadhera y sus colegas se concentraron en la cantidad y tamaño de los alimentos, considerando que según se sabe, los humanos, al igual que los animales, juzgan la cantidad de comida usando diversos criterios, entre los cuales la cantidad es el que predomina. Por eso una mayor cantidad de bocados es tomada en cuenta como si fuera una mayor cantidad de comida.
En 1989 un grupo de investigadores hizo una serie de experimentos con ratas en laberintos. Se utilizó un laberinto en forma de T, y en uno de los extremos se colocaron 4 contenedores con 75 mg de alimento, mientras que en el otro se usó un solo contenedor con 300 mg de alimento. Los roedores prefirieron comer en el extremo de los 4 contenedores, y cuando alternaron su posición, también eligieron la alternativa de los 4 contenedores en lugar de la de uno solo.
Los investigadores concluyeron que las ratas prefieren muchas unidades de comida a pocas con mayor peso, ya que creen que reciben más cantidad. Y sugieren que esta falla de apreciación es común en otras especies, incluidos los humanos.
Para probar la idea en humanos, Wadhera y sus colegas solicitaron a 301 estudiantes universitarios que formaran parte de un experimento en el que se le dio a cada uno un “bagel” o rosquita de pan de 82 gramos. Algunos recibieron el bagel entero, otros cortado en cuatro pedazos. Veinte minutos después de haberlos comido, los estudiantes fueron invitados a un almuerzo libre, en el que podían comer cuanto quisieran.
Tras medir la ingesta de cada uno, se demostró que quienes habían recibido la rosquita entera ingirieron más calorías que quienes tuvieron una fraccionada en cuartos.Según Wadhera, esto demuestra que la comida cortada en trozos pequeños da más saciedad que una única porción.
La idea de manipular la percepción para engañar al cuerpo acerca de la comida se tomó en cuenta en otro estudio realizado a comienzos de 2012. Un grupo de investigadores holandeses comprobó que al alterar el aroma de la comida la gente cortaba porciones más pequeñas, reduciendo un 10% el tamaño de los bocados. A raíz de esto sugieren que el aroma combinado con un control de las porciones podría engañar al cuerpo para hacerle sentir saciedad, con menor cantidad de comida.