Cuando tenemos pocas opciones para elegir, comer un plato saludable puede hacernos quedar con apetito. Y quedarnos con hambre, cuando estamos a dieta, es correr el riesgo de que devoremos cualquier bocado que encontremos en nuestro camino.
En cambio, si lo que tenemos delante es un plato de comida que aparenta tener mucho sabor y ser delicioso, seguramente al terminar de comer no sentiremos más hambre.
Éstas son algunas de las conclusiones de un estudio reciente publicado en la revista de Investigación del Consumidor (en inglés, Journal of Consumer Research), realizado por Stacey Finkelstein y Ayelet Fishbach, de la Universidad de Chicago. La investigación examinó los controles externos en la alimentación saludable, como mercados que sólo ofrecen productos sanos o consumidores que comen alimentos saludables en una cafetería que únicamente ofrece alternativas sanas.
Para el estudio, invitaron a un grupo de personas a probar diferentes comidas descriptas como “saludables” o “deliciosas”. Los resultados fueron:
• Las personas que degustaron la comida “sana” expresaron sentir más apetito que aquellos que degustaron el plato “sabroso y delicioso”,
• Los participantes que eligieron al azar, entre los bocados “saludables” y “sabrosos”, también sintieron hambre.
Luego, reunieron otro grupo y les ofrecieron los mismos bocados “sanos” y “sabrosos” que había probado el otro equipo; pero además les preguntaron a los participantes cuánto cuidaban de su peso.
• Las personas que recibieron el bocado “saludable” sintieron más apetito que aquellos que comieron el bocado “delicioso”.
• Las personas que expresaron que controlaban su peso, prefirieron comer el bocado “saludable”.
A través de este estudio, los investigadores encontraron que para tener éxito con una dieta, las personas necesitan sentir que están haciendo la elección correcta y que lo que van a comer es sabroso. Por eso es que la mayoría se queda con apetito, si tiene pocas opciones y además son todos platos saludables.