Una investigación de la Universidad de Indiana revela que las parejas casadas que tienen cuentas bancarias conjuntas no solo tienen una mejor relación, sino que pelean menos por el dinero y se sienten mejor acerca de cómo se manejan las finanzas del hogar.
“Al encuestar a personas en pareja, observamos que aquellas que habían fusionado cuentas bancarias reportaban niveles más altos de compañerismo dentro de su matrimonio en comparación con personas con cuentas separadas, o incluso aquellos que habían fusionado parcialmente sus finanzas”, dijo Jenny Olson, profesora asistente de marketing en la Escuela de Negocios Kelley de la UNiversidad de Indiana.
Luego de ver estos resultados, los expertos aseguran que cómo manejar las finanzas debe ser definitivamente un tema de conversación en la pareja.
Los hallazgos aparecen en el artículo "Centavos comunes: estructura de la cuenta bancaria y dinámica de las relaciones de pareja", publicado en el Journal of Consumer Research.
Olson y sus coautores reclutaron a 230 parejas, que estaban comprometidas o recién casadas en ese momento, y las siguieron durante dos años mientras comenzaban juntos su vida de casados. Todos comenzaron el estudio con cuentas separadas y aceptaron cambiar potencialmente sus arreglos financieros. Se trataba del primer matrimonio de todos los involucrados en el estudio.
Luego, se asignó aleatoriamente a algunas parejas para que mantuvieran sus cuentas bancarias separadas, y a otras se les dijo que abrieran una cuenta bancaria conjunta. A un tercer grupo se le permitió tomar la decisión por su cuenta.
Las parejas a las que se les dijo que abrieran cuentas bancarias conjuntas informaron una calidad de relación sustancialmente mayor dos años después, que aquellas que mantuvieron cuentas separadas, dijo Olson. Y agregó que la fusión promueve una mayor alineación y transparencia de objetivos financieros, y una comprensión del matrimonio como algo comunitario.
"Hay una perspectiva de 'nosotros', que teorizamos que estaría relacionada con una cuenta bancaria conjunta", dijeron.
Olson dijo que las parejas con cuentas separadas veían la toma de decisiones financieras más como un intercambio, "yo pago esto y tu pagas lo otro", como si el vínculo fuera una transacción.
Con cuentas separadas, los que están casados pueden pensar que es más fácil dejar la relación, dijo Olson. El 20% de las parejas participantes no terminaron el estudio, incluido un porcentaje significativo de aquellas que se separaron después de no fusionar las cuentas bancarias. No se encontraron diferencias de género en los resultados.
La edad media de los participantes fue de 28 años. El 36% tenía una licenciatura y un ingreso familiar promedio de $50,000 anuales. Las parejas se conocían, en promedio, desde hacía unos cinco años y habían tenido una relación sentimental durante un promedio de tres años. El 10% tenía hijos.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.