El ajo es un bulbo que crece bajo tierra y es un pariente cercano de las cebollas. Cada sección de la cabeza se denomina diente.
El ajo se usa en todo el mundo en muchos tipos de cocinas y culturas. Agrega un sabor fuerte y bien característico a las comidas, ya sea salteado en aceite en forma de sofrito, asado o agregado a un aderezo para ensaladas.
Decenas de estudios científicos avalan al ajo como uno de los remedios caseros por excelencia, y lo reivindican como un soporte nutricional de tatamientos médicos de enfermedades infecciosas, procesos inflamatorios y afecciones inmunes, entre otras.
Entre las principales propiedades del ajo se encuentran:
Alto contenido de nutrientes
Contiene vitamina B que ayuda a que las células crezcan y se mantengan saludables. También vitamina C, que mantiene fuerte el sistema inmunológico y ayuda a que el cuerpo se cure más rápido. Además, es rico en manganeso, que ayuda a mantener saludables los huesos y el sistema nervioso.
Ayuda a reducir la inflamación
Entre sus principales ingredientes se encuentra el disulfuro de dialilo, un compuesto antiinflamatorio que limita los efectos de las citocinas proinflamatorias. Por eso, el ajo puede ser un aliado contra la inflamación e incluso puede ayudar a prevenir el daño del cartílago causado por la artritis, explica la Arthritis Foundation.
Ayuda a combatir infecciones
Un compuesto sulfuroso activo que se encuentra en el ajo se puede utilizar para combatir bacterias potentes en pacientes con infecciones crónicas, indica un estudio de la Universidad de Copenhague.
Los investigadores comprobaron que el compuesto del ajo es capaz de destruir componentes importantes en los sistemas de comunicación de las bacterias a través de material genético.
Ayuda a conservar la memoria y otros síntomas cognitivos vinculados con la edad
El consumo de ajo ayudaría a contrarrestar los cambios cognitivos y problemas de memoria asociados con la edad, según un trabajo de la Universidad de Louisville.
El componente del ajo llamado sulfuro de alilo sería el que tiene un rol clave en este impacto.
Reduce el riesgo de cáncer
Un estudio publicado en Nutrition and Cancer da cuenta de un trabajo en el cual se analizó el riesgo de cáncer de seno en mujeres de Puerto Rico. Se comprobó que el consumo diario combinado de ajo y cebollas reducía hasta en un 67% el riesgo de este cáncer, comparado con el grupo de mujeres que nunca había consumido este sofrito.
Reduce los síntomas y el tiempo del resfriado
Estudios han comprobado que las personas que toman suplementos de ajo tienen síntomas del resfriado más leves y éstos duran un promedio de tres días menos que lo habitual.
El uso medicinal del ajo tiene siglos de historia. | Foto: Getty Images.
Otros posibles impactos del ajo
Colesterol. Algunos estudios llegaron a la conclusión de que el ajo podía reducir levemente los niveles de colesterol. Sin embargo, investigadores de la Clínica Mayo aseguran que hacen falta más ensayos para confirmar científicamente esta propiedad.
Garrapatas. Personas que consumen grandes cantidades de ajo durante un período de aproximadamente ocho semanas parecen sufrir menos las picaduras de garrapatas. Pero no está claro cómo se compara la efectividad del ajo con los repelentes de garrapatas disponibles comercialmente.
Diabetes. El ajo parece reducir modestamente los niveles de azúcar en sangre antes de las comidas en personas con o sin diabetes. Sin embargo, parece funcionar mejor en personas con diabetes, especialmente si se consume durante al menos tres meses en forma de suplementos.
¿Por qué un diente de ajo entero?
La investigación nutricional sobre las propiedades del ajo revela que un diente completo, y crudo, y preferiblemente a la mañana, aporta un combo de vitaminas, minerales y sustancias que son un verdadero escudo protector contra una variedad de afecciones.
Nutricionistas sugieren consumirlo como si fuera una píldora, con agua, y tragarlo sin morderlo, para prevenir un efecto devastador en el aliento.
Crudo vs. cocido
Expertos dicen que el ajo debe consumirse crudo para preservar sus efectos anticancerígenos y antioxidantes. Por ejemplo, puede agregarse a ensaladas y salsas o comerlo con el estómago vacío por la mañana.
La cocción destruye la alinasa, una enzima que convierte la aliína en alicina, el compuesto de azufre responsable de las propiedades terapéuticas del ajo.
Aunque la investigación es limitada, vale la pena considerar que el ajo crudo puede ser más nutritivo.
Un bulbo con historia
El ajo (Allium sativum L.) es un cultivo antiguo que se originó en Asia Central. Se ha cultivado con fines culinarios, medicinales y religiosos durante milenios.
No sólo el bulbo es útil, las hojas de la planta del ajo también son comestibles y tienen propiedades medicinales.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) proporciona la siguiente información nutricional para un diente mediano (3 g) de ajo crudo:
- Calorías: 4.5
- Grasas: 0g
- Sodio: .5 mg
- Carbohidratos: 1g
- Fibra: .1g
- Azúcares: 0g
- Proteína: .2g
Cantidad y efectos secundarios
Según la American Family Physician, consumir uno o dos dientes de ajo crudo por día se considera seguro en adultos. El efecto secundario más común del ajo ingerido es el aliento y el olor corporal.
El consumo de cantidades excesivas de ajo crudo, especialmente con el estómago vacío, puede causar malestar gastrointestinal, flatulencia y cambios en la flora intestinal. Ha habido informes de dermatitis alérgica, quemaduras y ampollas por la aplicación tópica de ajo crudo.
El ajo parece no tener ningún efecto de cuidado sobre el metabolismo de los medicamentos. De todas formas, estudios sugieren que las personas que toman anticoagulantes deben tener precaución al consumir ajo debido a sus propiedades antitrombóticas.
También al parecer el ajo tendría un efecto sobre la acción de los inhibidores de la proteasa, que se utilizan para el tratamiento del VIH.
La misma fuente indica que parece prudente dejar de consumir mucho ajo entre siete y 10 días antes de una cirugía porque el ajo puede prolongar el tiempo de sangrado.
Esta información se ha tomado de las fuentes descriptas a lo largo del artículo y citadas abajo. Pero no reemplazan el consejo de tu médico.
Fuentes: CalFresh (Departamento de Salud de California), USDA, University of Copenhagen, University of Louisville, University of Buffalo, Arthritis Foundation, Clínica Mayo, American Family Physician.