Un nuevo estudio relaciona la glucemia baja en personas obesas con un mayor deseo en el cerebro de alimentos ricos en calorías, un hallazgo que da pistas sobre el motivo de por qué la gente que adquiere sobrepeso tiende a conservarlo.
"El cerebro podría impulsarles a comer y desear más esos alimentos, y eso podría fomentar el comer en exceso", explicó la autora del estudio Kathleen A. Page. "No sabemos si se trata de una consecuencia de la obesidad o contribuye al estado de obesidad. ¿Son sus cerebros distintos desde el principio? ¿O sucede tras volverse obesos?".
Sea como sea, la investigación apunta a la importancia de mantener niveles estables de glucemia, señaló Page, profesora asistente de medicina de la Universidad del Sur de California.
Los niveles de glucemia se relacionan directamente con la energía, y esos niveles con frecuencia disminuyen tras el almuerzo y causan el cansancio de media tarde. Los niveles de glucemia también se reducen en la mañana, y después de comer alimentos ricos en azúcar, dijo Page. En ese caso, el procesamiento del cuerpo del azúcar puede provocar que los niveles bajen.
En el nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 19 de septiembre de la revista The Journal of Clinical Investigation, Page y colegas intentaron averiguar si los descensos en la glucemia afectan a las personas obesas de forma distinta que a las personas que no tienen sobrepeso.
En el estudio, escáneres de IRM funcional monitorizaron los cerebros de cinco personas obesas y nueve personas no obesas, a medida que los investigadores ajustaban los niveles de glucemia, cambiándolos de normales a bajos. Al mismo tiempo, los investigadores les mostraron fotografías de comidas bajas en calorías (varias frutas y verduras, tofu, semillas de soja y ensaladas) y de comidas ricas en calorías (pastel de chocolate, roscas, pollo frito, filete, helado y otras).
Los investigadores hallaron que las personas obesas tenían menos actividad cerebral en el área conocida como corteza prefrontal, sede del poder de la inhibición (elegir no hacer algo), incluso cuando sus niveles de glucemia eran normales. "Esto implica que las personas obesas podrían tener más dificultades para combatir la necesidad de comer, sobre todo cuando los niveles de glucosa están por debajo de lo normal", apuntó Page.
Jean-Philippe Chaput, profesor asistente de la Facultad de cinética humana de la Universidad de Ottawa, dijo que la investigación es relevante porque provee una mayor comprensión sobre la forma en que la glucemia afecta los hábitos alimentarios. "Los tratamientos futuros contra la obesidad tendrán que tomar este aspecto en cuenta si desean mejorar las probabilidades de éxito", señaló Chaput.
Pero el Dr. Marc-Andre Cornier, profesor asociado de medicina de la Universidad de Colorado, advirtió que el estudio no relacionó definitivamente la glucemia y el hambre. "La glucosa más baja podría haber afectado otro factor que a su vez fuera responsable de los efectos", apuntó, y añadió que decir que mantener los niveles de glucemia estables tras una comida reducirá el hambre es "pura especulación".