Los resultados publicados en la revista Biological Psychiatry, se basan en un estudio doble ciego, aleatorizado, controlado con placebo, en el que se evaluaron los efectos de los ácidos grasos Omega 3 sobre la depresión inducida por inflamación. La inflamación es un mecanismo habitual de algunas enfermedades que puede afectar incluso a la psique, aumentando el riesgo de sufrir depresión.
Un total de 152 pacientes con hepatitis C seleccionados de manera aleatoria, fueron divididos en tres grupos, le fue administrado ácido eicosapentaenoico (EPA), un ácido graso poliinsaturado esencial de la serie Omega 3; otro grupo recibió ácido docosahexaenoico (DHA), también de la serie Omega 3 y el último un placebo.
Tras el régimen de dos semanas, los participantes recibieron, durante 24 semanas, un tratamiento con interferón alfa para su enfermedad (para el tratamiento de la Hepatits C se utiliza la proteína antiviral recombinante de interferón-alfa humano, o derivados de ella). Durante este periodo de tiempo, se evaluaron varias veces sus síntomas de depresión, pues se ha asociado este tipo de método al trastorno depresivo.
Los resultados mostraron que el EPA disminuyó la incidencia de la depresión inducida por el interferón alfa, en comparación con el DHA y el placebo. "El estudio muestra que incluso un consumo corto (dos semanas) de un suplemento nutricional que contiene uno de estos ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (EPA), disminuyó las tasas de depresión en 10%", destacó el Dr. Carmine Pariante, autor principal del trabajo.
Además, se comprobó que tanto el EPA como el DHA retrasaron el inicio de la depresión, y que ambos fueron bien tolerados por los pacientes, sin provocar efectos secundarios graves.
Aunque serán necesarios nuevos estudios para confirmar estos resultados, los autores de la investigación creen que los datos obtenidos ya indican que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 pueden ser eficaces en la prevención de la depresión de pacientes con alto riesgo de sufrir este trastorno, debido al aumento de la inflamación.
Ácidos grasos Omega 3
Los ácidos grasos Omega-3 son una forma de grasa poliinsaturada que el cuerpo obtiene de los alimentos. La Asociación Americana del Corazón (AHA, por su siglas en inglés) recomienda comer pescado (especialmente pescados grasos) por lo menos dos veces por semana. Algunos pescados grasos son la caballa, la trucha de lago, el arenque, las sardinas, la albacora (o atún blanco) y el salmón. Estos pescados son ricos en dos clases de ácidos grasos omega-3: ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
Otros ácidos grasos omega-3 importantes se encuentran en los vegetales de hoja verde, aceite de semillas de linaza y ciertos aceites vegetales. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, se ha encontrado que los ácidos grasos omega-3 son benéficos para el corazón y entre sus efectos positivos se pueden mencionar, entre otros: acciones antiinflamatorias y anticoagulantes, disminución de los niveles de colesterol y triglicéridos y la reducción de la presión sanguínea. Estos ácidos grasos también pueden reducir los riesgos y síntomas de otros trastornos, incluyendo diabetes, accidente cerebrovascular, algunos cánceres, artritis reumatoidea, asma, enfermedad intestinal inflamatoria, colitis ulcerativa y deterioro mental.
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