El doctor en Ciencias Biomédicas, Ibrahim Guillermo Castro Torres comprobó en un estudio con ratones que el extracto de la llamada hierba del sapo reduce de manera significativa el nivel de colesterol en la sangre, después de evaluar una dosis de 100 mg/kg.
Con la asesoría de Mariano Martínez Vázquez, su tutor e investigador del Departamento de Productos Naturales del Instituto de Química, Castro Torres realizó un proceso que incluyó la recolección, preparación del extracto y pruebas en ratones con altos niveles de colesterol.
Puntos clave
- La hierba del sapo reduce de manera significativa el nivel de colesterol.
- La hierba del sapo es utilizada en la medicina tradicional mexicana desde la época prehispánica.
- Su administración no daña los tejidos hepáticos.
Con ayuda del Instituto de Biología de la UNAM se colectó la planta en los alrededores de Atlixco, Puebla, y se clasificó taxonómicamente. Luego, se llevó al laboratorio donde se sometió a maceración y análisis toxicológicos, espectroscópicos y cromatográficos.
“Empleamos cinco grupos experimentales de ratones (cada uno de seis); el control fue de animales sanos con dieta normal y agua y los otros cinco se alimentaron con una dieta rica en colesterol, aunque a uno de ellos no se le dio tratamiento con la planta”, explicó.
De los tres grupos enfermos, uno fue tratado con una estatina (base del fármaco actual en el mercado) y dos con el extracto de “hierba de sapo”, a dosis de 100 y 500 mg/kg.
Los resultados revelaron que la hierba del sapo es más eficiente a la dosis de 100 miligramos y que su administración no daña los tejidos hepáticos, finalizó.
Más sobre la hierba del sapo
La Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM refiere que la hierba del sapo se le utiliza con frecuencia contra el mal de orín, ingiriendo la infusión hecha con toda la planta, (Michoacán), o cocida con hojas de manzanita (Arctostaphylos pungens); se toma como agua de uso (Aguascalientes) o mezclada con gobernadora (Larrea tridentata), se le agrega jugo de limón, y se bebe todos los días, cuando hay problemas en riñones y afecciones del hígado, (Hidalgo).
Con frecuencia se usa contra la tos, para lo cual, se recomienda preparar un té que se toma tres veces al día. Se puede beber el cocimiento de toda la planta junto con la hierba del zorrillo (Chenopodium graveolens).
Asimismo, se aconseja emplear este cocimiento contra la bilis, la diarrea, el dolor de estómago, las fiebres, los golpes, los padecimientos pulmonares y de vejiga, la tos ferina y la colelitiasis (cálculos biliares); además se puede aplicar con lienzos sobre las hinchazones producidas por golpes, Cuando éstas son corporales, se usa en vaporizaciones (frotando el agua producto de la cocción sobre la parte hinchada y cubriéndola con un trapo), durante varios días.
Sin embargo, para aliviar los cólicos de las mujeres en la etapa menstrual se prepara un té con la planta, agregando hojas de guapilla (Hechtia glomerata) y manzanita, el cual se toma cuatro veces, una cada tercer día, después de haber empezado la regla, por la noche (V. dolor de regla).
Otros usos que se le dan son: contra el dolor de espalda, la bronquitis, y la bronconeumonía.
¿Qué es el colesterol?
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que el colesterol es una sustancia cerosa, de tipo grasosa, que existe naturalmente en todas las partes del cuerpo. El cuerpo necesita determinada cantidad de colesterol para funcionar adecuadamente. Pero el exceso de colesterol en la sangre, combinado con otras sustancias, puede adherirse a las paredes de las arterias. Esto se denomina placa. Las placas pueden estrechar las arterias o incluso obstruirlas.
Los niveles de colesterol elevados en la sangre pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Los niveles de colesterol tienden a aumentar con la edad. El aumento de colesterol no suele tener signos ni síntomas, pero puede detectarse con un análisis de sangre. Usted tiene probabilidades de tener un nivel de colesterol alto si tiene antecedentes familiares, sobrepeso o consume muchas comidas grasosas.
Según la Asociación Americana del Corazón (AHA), más de 98 millones de adultos estadounidenses tienen niveles de colesterol de 200 mg/dl o más. De esas personas, casi 34 millones tienen niveles de colesterol de 240 mg/dl o más.