La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un alerta el 6 de junio por el aumento de casos de gripe estacional en Latinoamérica y el Caribe, en algunas zonas regresando a niveles pre pandémicos.
El organismo dijo también que están aumentando los casos del virus respiratorio sincitial (VRS), que ya se presentó con más fuerza en la temporada de invierno en el norte.
Puntos clave
- La circulación viral alcanza niveles pre pandémicos.
- Dicen que debe intensificarse la vacunación.
- Circula más la influenza pero también el virus respiratorio sincitial.
El SARS-CoV-2 que causa COVID-19 no ha mostrado niveles más elevados de circulación.
La OPS recomendó fortalecer el monitoreo y realizar campañas de vacunación e información sin descanso.
Durante la pandemia de COVID-19, el aislamiento, sumado al uso de cubrebocas ayudó a que disminuyera la circulación viral, y por ende la transmisión, de los virus respiratorios más comunes como el de la la gripe estacional y el VSR.
Ahora, que todo parece haber vuelto a la normalidad, la misma realidad están viviendo los virus, fortalecidos de poder circular libremente como antes.
Cada año, la temporada de gripe o influenza en Latinoamérica y el Caribe está asociada con un estimado de 36,500 muertes relacionadas con complicaciones respiratorias producto de la infección, y unas 400,000 hospitalizaciones.
Expertos afirman que este escenario epidemiológico es prevenible especialmente a través de la vacunación. Aunque en la mayoría de los países de la región la tasa de vacunación contra la influenza supera el 70% —y en gran parte de ellos es mayor del 85%— todavía hay mucho trabajo por hacer ya que hay desigualdad entre naciones, y dentro de los mismos países.
El 90% de los países de Latinoamérica cuentan con una política de influenza estacional, con estrategias de alerta de vigilancia y campañas de inmunización.
La estacionalidad de la influenza plantea el mayor desafío para decidir el momento óptimo para la vacunación en América Latina, ya que en los climas templados la actividad de la influenza estacional alcanza su punto máximo durante los meses de invierno (noviembre-febrero y mayo-octubre) en los hemisferios norte y sur, respectivamente, mientras que en los regiones tropicales y subtropicales suele ocurrir durante todo el año, pero especialmente durante la estación lluviosa.
Además de esto, todavía hay barreras clave que deben superarse, dependiendo el área:
- La falta de coincidencia de la vacuna con las cepas circulantes,
- la idea errónea sobre la eficacia de la vacuna contra la influenza
- y la poca conciencia de la enfermedad y la vacuna entre el público.
Desde la pandemia de 2009 de la influenza A (H1N1), la Región ha avanzado en la prevención y campañas de vacunación.
En octubre de 2020, el Grupo Asesor de Expertos en Inmunización de la Universidad de Colorado (CU-IAGE) convocó a un grupo de expertos internacionales y regionales para analizar las estrategias actuales de vigilancia, prevención y control de la influenza estacional en la Región, con la meta de mejorar, entre otras cosas, las tasas de inmunización.
Infección conocida e impredecible
La influenza (también conocida como gripe) es una enfermedad respiratoria contagiosa provocada por el virus de la influenza. Este virus suele causar una enfermedad leve, pero en ocasiones puede haber complicaciones graves, hospitalización y hasta la muerte.
La mayoría de las personas que contraen la influenza se recuperarán en un período que va desde unos pocos días hasta menos de dos semanas, pero algunas pueden desarrollar complicaciones (la neumonía es un ejemplo) como consecuencia de la influenza, algunas de las cuales pueden poner en riesgo la vida.
Las infecciones sinusales y del oído son ejemplos de las complicaciones moderadas de la influenza, mientras que la neumonía es una complicación grave.
Otras posibles complicaciones graves desencadenadas por la influenza pueden ser:
- la inflamación del tejido que rodea el corazón (miocarditis),
- el tejido cerebral (encefalitis) o
- el tejido muscular (miositis),
- y la insuficiencia multiorgánica (insuficiencia renal y respratoria)
La infección de las vías respiratorias por el virus de la influenza puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo y puede derivar en una sepsis, una infección generalizada.
La influenza también puede empeorar otros problemas de salud crónicos. Por ejemplo, las personas con asma pueden sufrir ataques mientras tienen influenza y las personas con enfermedades cardíacas crónicas pueden presentar un agravamiento de su condición desencadenado por la influenza, indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
Aunque cada persona puede presentar un grupo de síntomas particulares de la gripe, los más comunes son:
- Fiebre o sensación de fiebre y escalofríos
- Tos
- Dolor de garganta
- Goteo o congestión nasal
- Dolores musculares o del cuerpo
- Dolor de cabeza
- Fatiga (cansancio general)
Según explica la Biblioteca Nacional de Medicina, "la mayoría de las personas contraen la gripe cuando inhalan gotitas provenientes de la tos o los estornudos de alguien que tiene gripe". También se puede contraer si se toca algo que contenga el virus y luego la persona se toca la boca, la nariz o los ojos.
A menudo, se confunden resfriados con gripe. Sin embargo, una persona puede resfriarse varias veces al año, pero sólo engriparse una vez en varios años.
Personas con alto riesgo de desarrollar influenza
Cualquiera puede contraer la influenza (incluso las personas sanas) y los problemas de salud graves a causa de la gripe pueden surgir a cualquier edad. Sin embargo, los CDC indican que algunas tienen alto riesgo de presentar complicaciones graves relacionadas con la influenza si se infectan con el virus.
Esto incluye a las personas de 65 años en adelante, personas de cualquier edad con ciertas afecciones crónicas (como asma, diabetes o cardiopatías), las mujeres embarazadas y los niños menores de 5 años, pero especialmente los que tienen menos de 2.
Prevención
La mejor forma de prevenir la gripe es vacunarse cada año. La influenza es una afección estacional y el virus que la provoca cambia constantemente, por eso los científicos tienen que reformular la vacuna para hacerla efectiva cada año.
Al vacunarse, la persona no solo se protege a ella misma de la infección, Muchas personas vacunadas logran generar un escudo protector comunitario que debilita al virus interfiriendo con la habilidad de transmisión.