Según el estudio, publicado en la edición online de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), la sensación de felicidad que aporta un propósito noble y natural puede tener efectos beneficiosos para la salud, mientras que la autogratificación personal podría tener efectos negativos.
En la antigua Grecia los filósofos clasificaron la felicidad en dos tipos: el hedonismo, doctrina basada en la búsqueda del placer personal, y el eudaimonismo, una forma de felicidad asociada con llevar una vida plena, la realización y plenitud del ser.
Puntos clave
¿Cómo hicieron la investigación?
El equipo de científicos examinó las implicaciones biológicas, tanto del bienestar hedónico como del eudaimónico, a través de la lente del genoma humano. Para estudiar los efectos de estos dos tipos de felicidad analizaron la respuesta de las células del sistema inmune de 80 voluntarios sanos, quienes además fueron evaluados por sus factores psicológicos y conductuales.
Para clasificarlos según su grado de hedonismo o eudaimonismo utilizaron las respuestas de un cuestionario que incluía preguntas como: ¿en la última semana con cuanta frecuencia te has sentido feliz? o ¿satisfecho?, como indicativo de hedonismo; y como indicativo de eudaimonismo preguntas como ¿en la última semana con cuanta frecuencia has sentido que tu vida tiene sentido? o ¿has contribuido en algo a la sociedad?.
El equipo de científicos también usó el perfil de expresión genética CTRA para hacer un mapa de los potenciales efectos biológicos distintivos del bienestar hedónico y eudaimónico, en un sistema de unos 21,000 genes.
Las conclusiones revelaron que las personas que tenían niveles altos de eudaimonismo mostraron perfiles muy favorables de expresión génica en sus células inmunes, es decir, bajos niveles de inflamación y aumento en la expresión de genes vinculados a respuestas antivirales.
En tanto, las personas que tenían niveles relativamente altos de bienestar hedónico en realidad demostraron todo lo contrario, la expresión de genes que activan la inflamación aumento y disminuyó la respuesta antiviral, un perfil muy similar al que se presenta con el estrés crónico.
Los genes no mienten
Parece que en los hedonistas “sus actividades diarias les proporcionarían felicidad a corto plazo, pero tendrían consecuencias físicas negativas a largo plazo. A nivel celular, nuestros cuerpos parecen responder mejor a un tipo diferente de bienestar, basado en el sentido de conexión y en el propósito” aseguró la profesora de Psicología Barbara L. Fredrickson.
“Sabemos por muchos estudios que ambas formas de bienestar se asocian con una mejor salud física y mental, además de los efectos derivados de la reducción del estrés y de la depresión. Pero hasta ahora se había tenido poca información sobre las bases biológicas de estas reacciones”, extableció Fredrickson.
Por su parte, Steven Cole, coautor de la investigación y profesor de Medicina en UCLA destacó que este estudio "nos dice que hacer el bien y sentirse bien tiene efectos muy diferentes en el genoma humano, a pesar de que generan los mismos niveles de emociones positivas”.
“Aparentemente, el genoma humano es mucho más sensible a las distintas formas de alcanzar la felicidad de lo que es la consciencia”, finalizó.
El sistema inmunológico
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el sistema inmunitario es una red compleja de células, tejidos y órganos que funcionan en equipo para defendernos de los gérmenes. Ayuda a nuestros cuerpos a reconocer estos "invasores" y a mantenerlos fuera de nuestro organismo y, si no puede, encontrarlos y deshacerse de ellos.