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La cirugía que separó a las siamesas salvadoreñas

Aunque aún la ciencia no se pone de acuerdo en qué es lo que falla en la gestación para que dos hermanitos nazcan pegados —siameses en español, conjoined twins en inglés— sí se sabe que se ha avanzado de manera tal que se logra separarlos con éxito.

Pero, claro, todo depende del órgano vital que compartan, indica la Biblioteca Nacional de Medicina. 

La cirugía que separó a las siamesas salvadoreñas
| Foto: THINKSTOCK

Puntos clave

En el caso de las bebas salvadoreñas, el pronóstico es alentador ya que nacieron el 18 de junio unidas por el abdomen y sólo compartían el hígado, el único órgano capaz de ser cortado y regenerarse. La ciencia denomina a este clasificación de siamesas "Omphalopagus" y este tipo de unión representa el 10 por ciento de los casos.

Según estadísticas del Hospital de Niños de Filadelfia, el nacimiento de siameses ocurre en uno de cada 200,000 partos. Y es tres veces más frecuente en mujeres.

El 35 por ciento de los siameses sobreviven al parto, en el 100 por ciento de los casos una cesárea como la que tuvo la joven salvadoreña de 21 años que dio a luz a las bebitas. Y la tasa de supervivencia depende del órgano que esté comprometido.

En el 28 por ciento de los casos, los pequeños nacen unidos por el tórax, comparten el corazón, el hígado y parte del sistema digestivo. Se llama "Thoraco-omphalopagus". La posibilidad de sobrevivir en esta situación extrema se reduce drásticamente.

Aún más dramático y mortal es el caso de los siameses parásitos: cuando uno es más pequeño, sin un desarrollo completo, y debe "parasitar" al otro para sobrevivir.

La primera separación exitosa de siameses en el mundo se realizó en Estados Unidos en 1957, en el North Side Hospital de Youngstown, Ohio.

Según explica el Centro Médico de la Universidad de Maryland, los siameses son genéticamente idénticos y siempre son del mismo sexo. Volviendo al principio, la teoría más extendida indica que los siameses surgen cuando la mujer sólo produce un huevo que no se separa por completo después de la fertilización.

La decisión quirúrgica es delicada y roza costados éticos, ya que en el 75 por ciento de los casos sólo uno de los siameses sobrevive.

Sólo luego que los siameses nacieron, los médicos pueden utilizar resonancia magnética, ultrasonidos y angiografías para comprobar cuáles son los órganos que comparten. Y es esencial saber con exactitud cómo comparten la función del órgano que tienen en común, indica la Universidad de Maryland.

El trabajo de quirófano involucra, mínimo a 10 personas —en el Hospital Pediátrico de San Salvador fueron 14— y el tiempo en la sala de operaciones supera las 10 horas. Es un muy delicado proceso de corte del órgano u órganos y de reconexión en cada cuerpo.

La cirugía más larga de separación de siameses fue en 2001 en Nepal, en Ganga y Jamuna, niñas que compartían el cerebro. Lograron separarlas tras 97 horas de trabajo, pero una quedó con daño cerebral, y la otra imposibilitada de caminar. Una de ellas falleció a los 8 años, la otra vive.

Culturas antiguas como la Moche, de Perú; en Arabia, en Asia, registran en cerámicas y pinturas milenarias imágenes de siameses. Se trata de un misterio congénito que ha conmovido a la Humanidad desde siempre.

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