¿Cómo es que alguien puede curarse si la sustancia que toma no es un medicamento real? El efecto placebo existe desde hace cientos de años y aún sigue siendo un misterio, pero la ciencia está cada vez más cerca de la respuesta.
Un placebo es un tratamiento médico que parece real, pero no lo es. Podría ser una píldora de azúcar, una inyección inocua o algún otro tipo de tratamiento inactivo, es decir, faldo. Sea oral o intravenoso, lo que todos los placebos tienen en común es que no contienen un principio activo que pueda afectar la la salud.
Investigaciones recientes indican que se pueden observar cambios fisiológicos medibles en quienes toman un placebo, similares a los que ocurren en personas que toman medicamentos efectivos. Se ha demostrado que los resultados de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los análisis de sangre mejoran entre los subconjuntos de sujetos de investigación que respondieron a un placebo. También han reaccionado de forma positiva pacientes con depresión, dolor, trastornos del sueño y menopausia.
Ted J. Kaptchuk, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y director del Programa de Estudios del Placebo de dicha universidad, ha estado estudiando el tema por más de 20 años. Uno de sus últimos trabajos lo ejemplifica claramente: se dedicó a estudiar a pacientes con síndrome del intestino irritable y encontró que había una mejora dramática y significativa en los síntomas de quienes habían tomado placebo, a pesar de que se les dijo que estaban recibiendo una "píldora de azúcar". ¿Cómo se explica esto?
"El efecto placebo es más que un pensamiento positivo: creer que un tratamiento o procedimiento funcionará. Se trata de crear una conexión más fuerte entre el cerebro y el cuerpo y cómo funcionan juntos", explicó en una entrevista para The New York Times. "No se necesita engaño ni ocultamiento en muchas afecciones para obtener un efecto placebo significativo y significativo".
De acuerdo a Kaptchuk hay muchas afecciones o condiciones en las que no funciona un placebo, como reducir el colesterol ni curar el cáncer. Pero sí puede funcionar para afecciones que se definen por síntomas como dolor, náusea o fatiga.
De acuerdo a la Sociedad Americana del Cáncer (ACS, por su sigla en inglés), se cree que tiene algo que ver con la capacidad química natural del cuerpo para aliviar brevemente el dolor y otros síntomas. Pero el efecto también puede ser contrario y causar síntomas desagradables, como dolores de cabeza, nerviosismo, náuseas o estreñimiento. En ese caso hablamos de efecto nocebo .
Placebo y nocebo son efectos de expectativa: quien toma el tratamiento falso puede experimentar algo similar a lo que espera que suceda. Si la persona espera sentirse mejor, eso puede suceder, y si cree que está recibiendo un medicamento fuerte, se puede pensar que el placebo causa los efectos secundarios.
La ACS explica que los placebos tienen un efecto que puede no durar mucho y algunas personas piensan que se produjo una cura. En estudios en los que están analizando si un tumor se reduce, los placebos tienen muy poco o ningún efecto, pero sí pueden ayudar a reducir ciertos síntomas como dolor, ansiedad y problemas para dormir en algunas personas.
A pesar de los avances, aún no se entiende por completo el efecto placebo. La investigación de Kaptchuk será más sólida en medida que encuentre pruebas tangibles, y puede que lo logre pronto.
Con ayuda de imágenes de resonancias magnéticas y otras técnicas, el experto y su equipo han logrado definir procesos bioquímicos que lograrían explicar por qué los placebos funcionan y por qué son más efectivos para algunas personas y para tratar ciertos desórdenes. De concretarse estos avances, se podría entender cómo funcionan los mecanismos de curación de nuestros cuerpos.
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