“La neumonía sigue siendo una enfermedad muy peligrosa, que mata a más niños menores de cinco años que el VIH/SIDA, el paludismo, las heridas y lesiones y el sarampión combinados”, resaltó el Dr. Mickey Chopra, jefe de los programas mundiales de salud de UNICEF, en el marco del Día Mundial contra la neumonía que se celebra cada 12 de noviembre.
Reconoció que “pese a la disminución del número de muertes, la enfermedad sigue causando casi un millón de muertes por año, de manera que no podemos bajar la guardia. El mayor factor de riesgo es la pobreza, y eso significa que tenemos que orientar nuestra labor a todos y cada uno de los niños del mundo, por muy marginados que estén”.
La neumonía afecta a niños -y a sus familias- de todo el mundo, pero su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional. Sin embargo, la neumonía no es solo un problema de salud pública en los países en desarrollo. Por ejemplo, anualmente en los Estados Unidos, cerca de 1 millón de personas son hospitalizadas por neumonía, y cerca de 50,000 mueren a causa de esta enfermedad.
Una de las principales causas es la contaminación del aire en las viviendas: los niños que viven en hogares donde se emplean para cocinar o para la calefacción combustibles sólidos, como la madera, el carbón o el estiércol, corren grave peligro. El hacinamiento en las viviendas es otra de las causas de los niveles elevados de neumonía. Además, los niños pobres tienen menos probabilidades de estar inmunizados contra el sarampión y la tos ferina, que son dos causas principales de la neumonía.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos define la neumonía, también llamada pulmonía, como una infección que puede ser causada por un virus, bacterias u hongos. Cuando una persona tiene neumonía, el tejido pulmonar puede llenarse de pus y otras secreciones.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas generalmente incluyen ataque al estado general, fiebre, escalofríos, tos con flemas purulentas y dificultad respiratoria variable. Todo esto asociado al aumento de los latidos del corazón, de la frecuencia respiratoria, fiebre y "silbidos o ronquidos" en los pulmones que el médico escucha al momento de explorarlos.
En los menores de edad es distinta la presentación de la neumonía, la cual depende de la edad y de la gravedad de la enfermedad. Los síntomas más comunes pueden ser: tos, fiebre, quejido respiratorio, aleteo nasal, aumento de la frecuencia respiratoria, falta de aire, uso de los músculos del pecho para respirar (se hunden y retraen las costillas); los menores de dos a tres meses presentan periodos donde dejan de respirar por algunos segundos, notando en algunos bebés una coloración azul en los labios y dedos. También pueden existir síntomas inespecíficos como irritabilidad, vómitos, distensión y dolor abdominal, diarrea, entre otros.
La neumonía puede poner la vida en peligro si no se trata, en especial en personas que fuman, que tienen enfermedades cardiacas o que tienen problemas pulmonares, y en adultos de 65 años o más. Los factores de riesgo más comunes que pueden derivar en una neumonía son: tabaquismo, drogadicción y alcoholismo, enfermedades crónicas como diabetes mellitus, hepatopatías, cardiopatías, enfermedad renal, cáncer, enfermedad pulmonar crónica y SIDA, demencia.
La edad es otro factor de riesgo, ya que los niños y los ancianos son los más susceptibles de contraer neumonía; también aquellos pacientes a los que se les ha extirpado el bazo) y, en general, personas con bajo nivel de inmunidad, entre otros.
La vacuna contra la neumonía
Se recomienda la vacuna neumocócica conjugada (llamada PCV13 o Prevnar 13) para proteger a los lactantes y niños pequeños, y a algunos niños más grandes y adultos con determinadas afecciones de salud contra la enfermedad neumocócica.
Si bien, existen más de 90 tipos de bacterias neumocócicas. La PCV13 protege contra 13 de estos tipos. Estas 13 cepas producen la mayoría de las infecciones severas en los niños y aproximadamente la mitad de las infecciones en los adultos. La PCV13 se administra en forma rutinaria a niños de 2, 4 y 6 meses, y de 12 a 15 meses. Los niños en este rango etario son los que tienen el riesgo más grande de presentar enfermedades graves provocadas por una infección neumocócica.
Más para leer:
- Los misterios detrás de la fiebre
- Remedios naturales para la tos de los niños
- Hay más niños con enfermedades de adulto