Se trata del primer estudio que investiga la incidencia de la infección por hepatitis C en hispanos, y los números no son alentadores. La investigación del Albert Einstein College of Medicine de la Yeshiva University, destaca la necesidad de enfocar en más pruebas de detección y más acceso a tratamientos en esta población.
El trabajo, publicado en el Journal of Infectious Diseases, halló que la incidencia de este virus entre la población masculina de origen puertorriqueño es del 11.6%. Diez puntos porcentuales más que la prevalencia de hepatitis C en otros grupos de hombres hispanos, que es de: 1.9% en mexicanos; 1.5% en dominicanos; 1% en centroamericanos; 0.8% en cubanos y 0.4% en sudamericanos.
Puntos clave
- La hepatitis C afecta al 11.6% de los hombres adultos de origen puertorriqueño.
- Se trata de infección que es tratable y curable.
- Recomiendan más campañas para concientizar y estimular a realizarse la prueba.
La prevalencia de hepatitis C en hombres y mujeres en toda la población en general es de 1.3% —unas 4 millones de personas—, según indica la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES, por sus siglas en inglés). Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), unas 150 millones de personas en el mundo portan este virus.
La hepatitis C es una infección causada por un virus que provoca la inflamación del hígado, explica la Biblioteca Nacional de Medicina. Se puede contraer al estar en contacto con la sangre de una persona infectada, especialmente por compartir jeringas al usar drogas inyectables. De hecho, los CDC advierten que hoy en día ésta es la principal forma de contagio.
"Muchas personas se infectaron por transfusiones de sangre recibidas antes de 1992, cuando comenzó a analizarse la sangre donada, entre otras cosas, para detectar hepatitis C", explicó a HolaDoctor, el doctor Robert Kaplan, profesor del Departamento de Epidemiología y Salud Poblacional del Alberto Einstein College of Medicine, y uno de los autores del estudio.
El experto destaca que en los años 80 se detectaron como principales vías de contagio el uso de jeringas contaminadas, no sólo en adictos a drogas intravenosas, sino también en personal de salud expuesto al virus. Las jeringas utilizadas sin el debido cuidado sanitario para hacer tatuajes han sido otra vía regia para expandir la hepatitis C.
Antes de que se testeara la sangre donada, las personas bajo tratamiento de diálisis también estaban en mayor riesgo, e incluso aquéllas que recibían un transplante.
"Por eso, los 'baby boomers' (las personas que nacieron en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, entre 1945 y 1964), que ahora tienen entre 49 y 67 años, deberían hacerse la prueba de hepatitis C", enfatizó Kaplan.
La relación sexual sin protección podría significar de riesgo para la hepatitis C, si existen heridas con sangre.
La mayoría de las personas que portan el virus de la hepatitis C en forma crónica no presentan síntomas durante décadas. Pero, enfatizan los expertos, es esencial realizarse la prueba, porque se trata de una infección tratable y curable. Sin embargo, si no se realiza ningún tratamiento, se puede desarrollar cirrosis y cáncer de hígado, y puede llegar a necesitarse un transplante.
El estudio de Einstein recolectó información de 11,964 individuos que formaron parte del Hispanic Community Health Study/Study of Latinos (SOL, por sus siglas en inglés), un mega estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud, que analizó a hispanos adultos de cuatro comunidades: Nueva York (Bronx), Miami, Chicago y san Diego.
Aunque aún hay que investigar por qué la incidencia de hepatitis C es tanto mayor en los hombres puertorriqueños, Kaplan destaca la necesidad de realizar más intervenciones de salud pública: enfatizar las campañas de concientización sobre el virus en las distintas comunidades hispanas, para informarles sobre la condición, promover la prueba, y en caso que sean positivos, proveer nuevos tratamientos disponibles, que permiten curar la infección.