Las posibilidades de que un pasajero se contagie de gripe durante un vuelo son relativamente bajas, según una nueva investigación que ha identificado quiénes tienen mayor riesgo de enfermarse según la ubicación en la cabina.
Los científicos utilizaron un modelo computarizado para analizar la información sobre cómo las personas se movían alrededor de los aviones en vuelos con una duración promedio de entre tres y cinco horas. Descubrieron que la probabilidad de ser contagiado es muy alta sólo para las personas que se sientan delante, detrás o junto a la persona infectada.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), señaló que "los pasajeros sentados a menos de una fila y menos de dos asientos laterales" de la persona enferma "tienen una probabilidad de al menos 80% de ser infectados". "Para todos los demás pasajeros, la probabilidad de contaminación es menor del 3%", señaló el trabajo.
"Lo que mostramos es que fuera de este perímetro hay muy pocas probabilidades de infectarse en un avión. No tienes que preocuparte por la tos proveniente de la persona que está a cinco filas detrás de ti", dijo a The Guardian Vicki Hertzberg, profesora de bioestadística y directora del Centro de Ciencia de Datos de Enfermería de la Universidad de Emory en Atlanta.
Modelo computarizado
Los investigadores abordaron 10 vuelos domésticos en Estados Unidos y tomaron notas sobre cómo los pasajeros y la tripulación se movían alrededor del avión. Los vuelos partieron de Atlanta hacia San Diego, Los Ángeles, San Francisco, Seattle o Portland, y todos los aviones tenían dos filas de tres asientos separados por un pasillo central.
En total, los movimientos de 1,540 pasajeros y 41 tripulantes de cabina se conectaron con un modelo de computadora, que asumió que los pasajeros con gripe infectaron a otros a una velocidad de 0.018 por minuto de contacto. La tasa de infección fue elegida para producir lo más cercano al peor de los escenarios.
Los investigadores también señalaron que el modelo sólo tuvo en cuenta los virus diseminados a través de la tos y los estornudos, y no los que pueden estar al acecho en el aire de la cabina.
Hertzberg aconsejó a las personas que viajan cerca de pasajeros enfermos que deben lavarse bien las manos y no tocarse la cara, porque los virus se pueden diseminar a través de los ojos, la nariz y la boca.
Pero todavía se necesita más estudios para entender si los hallazgos también se relacionan con vuelos de larga distancia, donde los pasajeros y los miembros de la tripulación tienen más probabilidades de moverse, dijeron los investigadores.