Las patatas fritas no gozan de buena fama a nivel mundial y una reciente investigación, que volvió a poner la mira sobre su consumo en los Estados Unidos, llegó a la conclusión de que comerlas dos veces por semana se relaciona con un mayor riesgo de muerte.
El estudio, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, se basó en los hábitos alimenticios durante ocho años de 4400 personas de entre 45 y 79 años y analizó el consumo de papa (incluidas las patatas fritas y no fritas) con distinta frecuencia semanal.
Papas sí, pero NO fritas
Las patatas en sí no son enemigas de la salud. Es más, se consideran carbohidratos que aportan y no dañan. El tema del la investigación fue cómo se consumen y en qué momento de la vida. No es lo mismo comerlas a los 15 que a los 50; y no da igual servirlas en puré que fritas.
Los autores explicaron: "Las patatas, NO fritas, son relativamente saludables porque contienen una buena proporción de fibra, vitaminas y micronutrientes". Pero las que pasan por aceite, que luego se bañan en sal, tienen mucha grasa, entre otros factores dañinos.
Así, el estudio enfatizó el mayor riesgo al comerlas fritas y siendo mayor.
Resultados
De los 4400 participantes de la investigación, 2551 (57,9%) fueron mujeres con una edad media de 61 años. Durante el seguimiento de 8 años, 236 participantes fallecieron. Después del ajuste para 14 posibles factores de confusión de línea de base, y tomando aquellos con el menor consumo de patatas como grupo de referencia, los participantes con el mayor consumo de patatas no mostraron un mayor riesgo de mortalidad global. Sin embargo, los análisis de subgrupos indicaron que los participantes que consumían patatas fritas 2 o 3 veces por semana más o más de 3 veces por semana presentaban un mayor riesgo de mortalidad.
El consumo de papas NO fritas no se asoció con un mayor riesgo de mortalidad.
Mayores cuidados con el paso del tiempo
Los especialistas en nutrición señalan como prioritario adoptar buenas conductas de alimentación durante toda la vida, pero fundamentalmente cuando se llega a cierta edad.
Los jóvenes pueden perder peso más rápido porque su gasto energético (aún en reposo) es mayor, pero una vez que cesa el crecimiento, este disminuye aproximadamente un 5% por década, y a partir de los 50 años lo hace en un 10% más o menos.
Educar a los niños
Las patatas fritas son ricas en grasas y carbohidratos. Al ser crujientes y saladas estimulan las áreas del cerebro relacionadas con el placer y la adicción, lo cual nos incita a comer más. Además, el consumir frecuentemente patatas fritas nos puede llevar a un problema grave de sobrepeso.
Es importante, entonces, enseñar a los niños a comer de manera saludable y no es recomendable empacarles paquetes de patatas fritas en la lonchera. Eso no quiere decir que no las puedan comer nunca, sí las pueden comer pero, controlando la cantidad y la frecuencia, de esto dependerá que no se acostumbren a consumirlas mucho y lleguen a su vida adulta con mejores hábitos alimenticios.