Esta banda de pop rock mexicana tiene una estética similar a la de los grupos metaleros. Y aunque pueda parecer que su vida está lleno de los desbordes que sugiere su aspecto, llevan una vida ordenada en la que la dieta y el control del estrés ocupan un lugar fundamental.
El líder de la banda, Jay de la Cueva o Bryan Amadeus Moderatto, su nombre de batalla, es vocalista y también toca piano y guitarra. Le gusta hacer deportes, boxear, correr y siempre que puede, elige una rutina de ejercicios que incluya actividad cardiovascular, que lo ayuda para cantar.
Puntos clave
- Bryan Moderatto - Nombre real: Javier de la Cueva
- Xavi Moderatto - Nombre real: Javier "El Cha" Ramírez Gómez
- Iñaki Vázquez - Nombre real: Roy Ochoa Avilés
- Elhoim Corona - Nombre real: Elohím Corona
- Mick P. Marcy- Nombre real: Marcello Lara
Le interesa mucho la nutrición para entender bien qué está comiendo y saber qué le da a ese cuerpo “que tiene prestado por algunos años”. Para luchar contra el estrés practica ejercicios de meditación, y recuerda a una maestra que tuvo que le explicó las ventajas de ser disciplinado. Tener disciplina con uno mismo no es más que tener amor propio, y es una práctica de mucha utilidad que da buenos frutos, asegura.
Iñaki Vázquez, o Roy Ochoa Avilés, es el encargado de la guitarra y el sintetizador. Y detrás de su graciosa peluca blanca, dice que combate el estrés cocinando. Y hace una simbiosis perfecta con el baterista ¡que se come todo lo que él prepara!
Además de comer todo lo que prepara Roy, el baterista Elohím Corona tiene una particular terapia de recuperación para relajarse después de cada concierto. Como este grupo “rockea duro”, según afirma, su doctor le aconsejó hacer baños alternados de agua caliente y agua fría con sus antebrazos para relajar los tendones.
El guitarrista Marcello Lara o Mick P. Marcy siente que el estrés es inmanejable. Pero sus conceptos son algo vagos, y se enreda con las vicisitudes de Internet y la vida moderna.
Javier "El Chá!" Ramírez o Xavi Moderatto , declara que vive estresado. Y confiesa que aprendió que no se puede controlar nada, por eso es mejor no preocuparse por ello. Simplemente deja que las cosas pasen, y agradece a la vida por poder estar en esa banda. Sostiene que lo que le pasa al grupo es un momento único, que no se volverá a repetir. Por todo eso entiende que hay que estar agradecido y sin preocuparse por querer lograr el control de las cosas.