A pocos meses del nacimiento de su tercer hijo, ocurrido los últimos días de diciembre de 2012, la modelo retomó sus actividades habituales en el mundo de la moda. De todos modos, admite que se pasa el día entero pensando en el bebé, por eso le resulta difícil insertarse mentalmente en un 100 %. De todos modos, se las arregla más que bien para estar radiante en la promoción de su línea de ropa.
Con tres hijos pequeños, Levi de 4, Vida de 3 y el recién llegado Livingston, la brasileña tiene una agenda ocupada, ya que la requieren todos a la vez, cada día a partir de las 5 de la mañana. A esto se suma la tarea indelegable de amamantar, y también prestarle “algo” de atención a su marido, el actor Matthew McConaughey, con quien vive en Texas.
Puntos clave
- Nombre: Camila Alves
- Fecha de nacimiento: 28 de enero de 1982
- Altura: 5'9" pies -1,75 m
- Peso: 119 libras - 54 kg,
La modelo todavía no tiene permiso para ir al gimnasio, y sin embargo, logró recuperar sus formas después del embarazo. El secreto para verse bien, confiesa, es usar jeans elastizados. “Crecí con ellos”, admite. Como quedan muy bien “de atrás”, es una opción más o menos obligada si se quiere tener una buena figura, al menos con una ayuda de la tecnología textil.
Camila tuvo un embarazado complicado, que tuvo que seguir con mucha atención, y que le dio “muy mala espina”, según dice. Todo terminó con una cesárea, que le impidió empezar a hacer ejercicio, al menos por unas seis semanas, ya que está “toda cosida por dentro”, confiesa.
Mientras tanto, decidió cuidarse tomando varios recaudos: toma un galón de agua (3,785 l) al día y se cuida con las comidas, especialmente a la hora de los dulces, ya que se confiesa adicta. “Es increíble como tomar mucha agua y comer sano te ayuda a recuperar la figura”, revela la modelo. Come pequeñas porciones cada tres horas y sigue una dieta rica en proteínas magras, en especial bife, que le encanta, y la ayudan a reponer el hierro. Y lo acompaña con ensalada con un puñado de arroz integral, o verduras como espinaca y acelga. A la hora del desayuno, tres claras de huevo y frutas.
Además de la dieta, adoptó una tradición brasileña que le enseñó su madre: envolverse el abdomen con una faja. También lo hizo en sus embarazos anteriores con muy buen resultado.
“En Brasil, se sale de clínica envuelta con la faja”, detalla la modelo de 31 años. Si bien admite que es incómodo, ayuda a recuperar la cintura, aplanar el vientre y que todo vuelva a su lugar. “A veces resulta difícil encontrar una que alcance a rodear la cintura y que sea bastante ancha”, pero da resultado. Acto seguido, explica cómo es su rutina para colocársela: primer toma aire hasta que el vientre queda bien plano, y luego se envuelve. También se puede pedir ayuda a alguien para hacer la tarea, o acostarse en el piso para poder poner la panza más chata. Si bien es poco confortable, reconoce haber dormido alguna vez con esa venda, y otras veces solo la toleró durante cinco minutos.
A pesar de lo que asegura esta flamante mamá, el doctor Edward Laskowski, especialista en medicina deportiva de la Clínica Mayo, no está de acuerdo. El experto sostiene que las fajas achatan el vientre y hacen parecer más delgado, pero no fortalecen ni tonifican los músculos del abdomen. Solo realizan una compresión temporaria que redistribuye la grasa y la piel. Para quien quiere lograr un vientre plano, lo mejor es hacer dieta y ejercicio, tanto aeróbico como localizado en el tren superior.