El trasplante fecal (FMT por su sigla en inglés), también conocido como bacterioterapia fecal, es un procedimiento que comprende la extracción de heces de un donador saludable y la infusión de éstas (junto con todas las bacterias saludables que contienen) en el intestino del paciente enfermo.
Es un tratamiento relativamente nuevo en EE.UU. y en el mundo, cuya eficacia fue probada en 2015 a través de un estudio financiado por el Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos y publicado en la revista Annals of Internal Medicine como un método eficaz para tratar infecciones recurrentes de C. difficile, donde se logró un éxito en la cura en el 85% de los casos.
En los años siguientes, este tipo de trasplantes demostró ayudar a superar otras infecciones intestinales y estomacales que no respondían a los antibióticos convencionales.
Ahora, los científicos holandeses descubrieron que el trasplante de heces sanas puede ayudar a tratar la resistencia a la insulina, una complicación que deriva en la diabetes tipo 2.
Cómo potenciar los trasplantes
Este hallazgo, realizado por investigadores de la Universidad de Ámsterdan, en Holanda, y publicado en Cell Metabolism, supone trasplantar heces de una persona sana a otra con resistencia a la insulina.
Aunque por ahora la tasa de éxito se ubica en el 50%, los científicos creen que podría mejorar mucho. Para lograrlo, se debería analizar la composición del microbioma intestinal del receptor y ajustar el material fecal de trasplante a sus características personales.
¿Podrán las heces revertir la diabetes en el futuro? Tal vez, y los investigadores se muestran optimistas al respecto. “En nuestro trabajo hemos demostrado que ya es posible clasificar a la población en función de sus muestras fecales, lo que a su vez nos permitirá clasificar con una mayor sensibilidad a las enfermedades” señaló Max Nieuwdorp, líder del estudio.
El poder de las heces sanas
Para comprobar el efecto del trasplante de microbiota en el control del nivel de insulina, 38 pacientes con obesidad y que padecían de síndrome metabólico -asociado con la diabetes tipo 2- recibieron trasplante de heces de 11 donantes delgados y sanos.
A las 6 semanas del procedimiento, los científicos extrajeron muestras de sangre y materia fecal a los participantes del estudio, y hallaron que en el 50% de ellos se produjo un descenso de la resistencia a la insulina, y esto se atribuye al cambio en la composición de la flora intestinal de los receptores tras el trasplante fecal.
Al estudiar por qué algunos participantes no respondieron al tratamiento, los científicos observaron que éstos presentaban una diversidad menor de especies bacterianas. Y eso es lo que creen que se debe mejorar en el futuro: el análisis previo del microbiota del receptor podría permitir ajustar el trasplante a sus características personales, logrando que el mismo sea más personalizado y por ende, más exitoso.