Ya bien entrado en sus 80, continuó tocando y haciendo lo que mejor sabía hacer: entretener a su vasta audiencia de tantas generaciones.
Pero tenía 89 años y su salud había declinado en el último tiempo por los efectos de muchos años batallando con la diabetes tipo 2.
En octubre pasado, el 15 veces ganador de un Grammy colapsó durante un concierto en Chicago. En ese momento se dijo que por deshidratación y cansancio. Desde entonces estuvo internado en su domicilio bajo cuidados paliativos.
Había nacido en una granja en Bena, Mississippi el 16 de setiembre de 1925 y lo bautizaron Riley B. King.
Fue criado por su abuela, luego de que sus padres se separaran y su mamá muriera. Pero su talento era natural y creció con el tiempo. Fue mentor de grandes guitarristas como Eric Claptos, Otis Rush, Jimi Hendrix y Keith Richards.
Grabó más de 50 álbumes y recorrió el mundo con sus conciertos. En muchas ocasiones dio más de 250 conciertos en un mismo año.
La diabetes que afectaba a B.B. King produce con el tiempo diversas complicaciones cardiovasculares, renales, problemas en los nervios de las extremidades y hasta ceguera.
La diabetes tipo 2 afecta al 13% de la población afroamericana en Estados Unidos y es la séptima causa de muerte en el país desde el 2010, según datos de la American Diabetes Association.