Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

Mundial: ¿soportarán la humedad de Manaos?

Con una media anual que siempre oscila entre 75 y 87 grados Fahrenheit, y una humedad que nunca baja del 100%, Manaos, la capital del estado de Amazonas, en el norte de Brasil, era la ciudad que todos los equipos mundialistas querían evitar.

Esa sensación pegajosa que causa la combinación del calor y la humedad tropical es mucho más incómoda y sofocante que la típica lluvia torrencial bajo la cual México le ganó a Camerún, en Natal.

| Foto: SHUTTERSTOCK

Es que a Manaos no llega la brisa del mar, sino el aliento de la selva. Y de todos los equipos, dicen los expertos que especialmente los británicos lo sufrirán.

Según explica la Biblioteca Nacional de Medicina, dos de los efectos más devastadores del clima en el desempeño de un atleta —incluso más que la altura boliviana— son el calor y la humedad, ya que pueden causar hipertermia.

La hipertermia ocurre cuando el cuerpo se expone a una temperatura por encima de lo normal y los mecanismos habituales que la regulan, fallan. Esto provoca una descompensación general que puede generar hasta una falla cardíaca denominada "ataque por calor". Y por supuesto perjudicar el desempeño en la cancha.

Esta condición es como si cambiara la programación del organismo: éste pasa de estar en su función aeróbica (con oxígeno) a anaeróbica (sin oxígeno), lo que obliga a consumir más rápido la energía almacenada.

Este gasto extra de energía puede transformarse en la cancha en mayor fatiga, menor rendimiento muscular y... hasta desmayos.

Por supuesto, no hay que olvidar uno de los riesgos mayores en el caso de los jugadores, la deshidratación. El consejo que le dio Amazonino Mendes, el alcalde de Manaos, a Roy Hogdson, el entrenador de la selección británica, fue básico y vital: deben beber toneladas de agua.

De hecho, se permitirá que los jugadores beban durante los 45 minutos de juego y no sólo en el entretiempo.

Para alimentar aún más la leyenda de Manaos, también recomiendan cuidarse de ciertas ponzoñas propias de la fauna amazónica que, aunque son más mito que verdad, aseguran que han aterrado a algunos de los jugadores: plagas de mosquitos con potencial de malaria (los jugadores ya han tomado sus respectivas píldoras), pequeños vampiros que con sus mordiscos son capaces de alterar las funciones de la uretra, y serpientes constrictoras que hasta juegan con los niños.