COVID-19 también está matando a adultos jóvenes

A medida que la pandemia de COVID-19 avanzaba en los Estados Unidos, la primera percepción que se generó fue que afectaba casi exclusivamente a las personas mayores y a los trabajadores de salud altamente expuestos.

Sin embargo, un análisis arroja nueva luz sobre las personas detrás de las estadísticas, y revela que, aunque en menor proporción por supuesto, pero las muertes de adultos jóvenes entre los 25 y 44 han aumentado considerablemente en comparación con años anteriores durante 2020. Y la razón parece ser el nuevo coronavirus.

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Los investigadores analizaron el exceso de muertes en este grupo demográfico. Desde el punto de vista del análisis estadístico, el exceso de muertes se define como la diferencia entre las muertes esperadas en un determinado tiempo y las muertes que de hecho se registran.

Durante una situación de salud pública como una pandemia, los números de muertes pronosticadas por diferentes causas se alteran, justamente a causa del brote.

Como usualmente la primera causa de muerte entre los 25 y los 44 años en los Estados Unidos es las muertes no intencionales por sobredosis de opioides, se compararon estas muertes con las fatalidades por COVID-19.

Desde el 1 de marzo hasta el 31 de julio de 2020 ocurrieron un total de 76,088 muertes entre adultos de 25 a 44 años. Esto revela 11,899 más muertes de las 64,189 que se esperaba pudieran ocurrir.

El análisis se realizó en distintas regiones en las que se divide el trabajo del Departamento de Salud de los Estados Unidos (HHS) y se comprobó que las muertes por COVID en esa franja demográfica superó a las muertes no intencionales por consumo de opioides en el mismo período de tiempo comparado con el 2018.

En la discusión sobre este estudio, los investigadores apuntaron que, en el período analizado, solo el 38% del exceso de muertes por todas las causas en adultos de 25 a 44 años registradas durante la pandemia se atribuyeron directamente a COVID-19. 

Aunque el exceso de muertes restantes no tiene explicación, indican que probablemente la falta de pruebas en este grupo demográfico saludable posiblemente contribuyan a que los números no reflejen por completo la realidad. 

"Estos resultados sugieren que la mortalidad relacionada con COVID-19 puede haber sido subdetectada en esta población", apunta el trabajo.

Expertos aseguran que este subregistro puede poner la contención de la pandemia, y a los adultos jóvenes, en mayor peligro. 

Los adultos jóvenes están al final de la lista para recibir las vacunas que ya se están administrando a profesionales de salud y a adultos mayores.

Por eso, más que nunca deben mantener el uso de máscaras y respetar el distanciamiento físico, no solo para prevenir casos, sino para prevenir muertes.

Sin síntomas, pero infecciosos

A medida que se fue conociendo más al nuevo coronavirus, que se registró por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019, se comprobó que muchas personas podían portarlo, sin desarrollar COVID.

Un estudio de abril en China publicado en British Medical Journal da cuenta de manera temprana de esta experiencia.

El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, explica que alrededor del 40% de los estadounidenses que tienen o han tenido COVID-19 son asintomáticos, es decir no presentan síntomas.

Estas personas desarrollan una forma leve de la enfermedad y la superan, sus organismos liberan el virus, sin que se sientan enfermas.

Sin embargo, aunque no presenten síntomas de COVID-19, portan el virus y pueden transmitirlo durante el período en el que están infectados.

Como explica una historia de la doctora Elisabeth Rosenthal, editora de KHN, los bares han sido un espacio de controversia, ya que es adonde van los adultos jóvenes para socializar, y en donde no la cercanía y la bebida (sin máscaras) dominan las interacciones.

Este coronavirus puede transmitirse a través de pequeñas gotas que pueden permanecer en el aire después que una persona infectada tose, habla o respira. El virus se disemina con mayor facilidad en interiores y, en particular, en lugares concurridos y mal ventilados.

"Las personas pueden infectar mientras sus cuerpos están incubando este virus durante un par de días antes de que desarrollen síntomas, o incluso si nunca los desarrollan. Así que podrías ir a un bar o una boda y beber, besar y bailar hasta desmayarte. Luego te despiertas a la mañana siguiente sintiéndote fatal. Pero no es solo una resaca. Es COVID-19", dice Rosenthal.

De hecho, se cree que este grupo demográfico ha sido una fuerza clave en la propagación del coronavirus, al no respetar las reglas básicas para prevenir el contagio (o contagiar).

Síntomas de COVID

  • Fiebre y escalofríos
  • Tos
  • Dificultad para respirar
  • Dolores musculares
  • Dolor de cabeza
  • Fatiga
  • Pérdida del sentido del olfato o del gusto sin causa aparente
  • Dolor de garganta
  • Congestión nasal
  • Náuseas o vómito
  • Diarrea

Desde el comienzo de la epidemia, la fiebre, la tos y la falta de aliento han sido las principales indicaciones de que alguien podría tener la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Pero a fines de abril, la entidad federal agregó las otras señales de alerta a medida que sumaban más casos positivos para COVID y se iba conociendo más sobre el desarrollo de la enfermedad.

Los síntomas de COVID-19 generalmente aparecen entre los 2 a 14 días después de la exposición al virus, según explican los CDC. Las personas con cualquiera de estos síntomas deben buscar atención médica de inmediato.

Fuentes: JAMA Network, Hartford Healthcare, CDC.