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2 mil mexicanos viven con hipertensión pulmonar

En el marco del Día Mundial de la Hipertensión Pulmonar, que se conmemorara cada 5 de mayo, la Dra. Nayeli Zayas Hernández, médico internista con especialidad en Fisiología Pulmonar del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez advirtió que la hipertensión pulmonar suele confundirse con enfermedades como asma, bronquitis crónica, neumonía y estados de estrés, lo cual retrasa el tratamiento y agrava la condición de quienes la padecen.

La especialista destacó que la hipertensión pulmonar es un aumento de la presión en las arterias de los pulmones, lo que provoca que el lado derecho del corazón incremente su esfuerzo para hacer circular la sangre hasta provocar insuficiencia cardíaca, y en muchos casos la muerte.

2 mil mexicanos viven con hipertensión pulmonar
| Foto: SHUTTERSTOCK

Zayas Hernández refirió que la hipertensión pulmonar se presenta con mayor frecuencia en las mujeres (dos a uno respecto a los varones) entre los 40 y 60 años de edad, aunque puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, incluso en la niñez.

“Este padecimiento puede ser causado por trastornos congénitos del corazón, enfermedades en pulmones y formación de coágulos sanguíneos pulmonares (Tromboemolia pulmonar). Además, está asociada a enfermedad vascular del colágeno, medicamentos para bajar de peso, VIH/SIDA, y ciertas enfermedades autoinmunes que afectan el sistema respiratorio. Aunque en muchos casos, la causa es desconocida”, explicó.

Falta de aire, presencia de labios azules y cansancio son tres de los principales síntomas que revelan la posible presencia de hipertensión pulmonar, diagnóstico que es confirmado por una amplia variedad de pruebas diagnósticas efectuadas por especialistas en cardiología y/o neumología, como son ecocardiograma, electrocardiograma, cateterismo cardíaco derecho, examen de marcha y análisis sanguíneos, entre otros.

A pesar de que no hay cura para la Hipertensión Arterial Pulmonar, en la actualidad existen diversos procedimientos que pueden ayudar a reducir los síntomas y el ritmo de progresión de la enfermedad, mejorando la calidad y la expectativa de vida de los pacientes, tales como tratamientos farmacológicos, procedimientos quirúrgicos y en algunos casos trasplantes de corazón y/o pulmón.

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