Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

Neurociencia y justicia, ¿una relación peligrosa?

Parece que no todos los crímenes son producto de una voluntad malvada: en algunos casos podrían deberse simplemente a un problema en el funcionamiento del cerebro.

Un ejemplo sería el caso del pediatra Domenico Mattiello, quien fue acusado de pedofilia a mediados del 2011. No obstante, poco después de ser consignado, se le diagnosticó un tumor cerebral, y tuvo que ser operado de emergencia. Luego de analizar el caso, sus abogados utilizaron el argumento de que este tumor habría desatado el comportamiento depredador del médico.

Neurociencia y justicia, ¿una relación peligrosa?
| Foto: THINKSTOCK

Puntos clave

De acuerdo con el Dr. Pietro Pietrini, de la Universidad de Pisa, Italia, éste podría ser un argumento válido: "El comportamiento del Dr. Mattiello había sido perfectamente normal toda su vida. Sin embargo, al causar alteraciones en el cerebro, el tumor pudo influir en el comportamiento del pediatra, provocándole una obsesión sexual por los menores".

Si el argumento es aceptado o  no como prueba de inocencia, o al menos como un atenuante, aún debe ser determinado por el juez. No obstante, este caso despierta algunas preguntas sobre la relación entre la ciencia, el crimen y la justicia.

¿Cómo influye el cerebro en el crimen?

"La aparición de un tumor modifica siempre en alguna medida el funcionamiento cerebral, lo que a su vez produciría cambios en la cognición, las emociones y el comportamiento de los pacientes", explica la Dra. Sandra Portman, directora del Servicio de Rehabilitación Cognitiva de la Universidad de California.

La especialista asegura que cerca del 50 por ciento de los pacientes con tumores cerebrales experimenta cambios significativos en su comportamiento y emociones.

"Algunos de los cambios más comunes incluyen depresión e irritabilidad, sin embargo, también puede darse el desarrollo de comportamiento obsesivo-compulsivo, modificaciones en el modo de relacionarse con los demás e, incluso, cambios en la preferencia o en los intereses sexuales", explica. En ocasiones, además, los pacientes recuperan su personalidad cuando el tumor se extrae.

No obstante, aún no está del todo claro cómo sucede esto: "Los cambios de personalidad son muy complejos, dependen del área donde se encuentre el tumor y de cómo esa área se relaciona con otras partes del cerebro", destaca la Dra. Portman.

Además de los tumores, existen otros factores que alterarían el funcionamiento del cerebro, relacionándose con comportamientos criminales.

Un estudio llevado a cabo por investigadores del King's College en Inglaterra encontró que tanto los psicópatas como los asesinos y violadores poseían menos materia gris en las áreas del cerebro relacionadas con las emociones. “Esto los llevaría a sentir menos empatía y una concepción alterada del comportamiento moral", explica el Dr. Nigel Blackwood, quien dirigió el estudio.

No obstante, ¿qué tan útiles serían estos argumentos en una corte?

Un estudio de la Universidad de Utah encontró que los jueces dan gran peso a la evidencia científica, por lo que suelen dar sentencias más cortas a los criminales cuya defensa incluye análisis genéticos o neurológicos.

No obstante, existe también el caso contrario: en ocasiones los jueces pueden declarar culpable a alguien sólo con base en un análisis científico. Por ejemplo, está el caso de una mujer, en India, que había sido declarada culpable de asesinato con base sólo en pruebas indirectas y en un escáner cerebral.

Para Teneille Brown, profesor de leyes en la Universidad de Utah, es inevitable que, en un futuro, la neurociencia tome su asiento en la corte, sin embargo, es probable que aún no sea su momento.

"Las personas en los juzgados no son especialistas, por lo que no pueden aplicar la neurociencia adecuadamente en los juicios; por ahora, se utiliza principalmente por conveniencia, malinterpretándola y alejándola del fin original con el que se desarrolla", concluye.

Más información:

Comparte tu opinión