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Anatomía normal
El líquido cefalorraquídeo (LCR) baña el cerebro y la médula espinal. La mayor concentración de este fluido está localizado en los ventrículos del cerebro, que son grandes cavidades que producen y reabsorben el LCR.
Indicaciones
En los casos de hidrocefalia, los ventrículos del cerebro aumentan de tamaño por efecto del líquido cefalorraquídeo. Esto causa que el tejido cerebral se comprima contra el cráneo y ocasione serios problemas neurológicos, por lo que es necesario colocar una derivación, también llamada shunt ventriculoperitoneal, para drenar el exceso de líquido y aliviar la presión en el cerebro. Este procedimiento debe ser realizado tan pronto como se diagnostique la hidrocefalia, para poder ofrecerle al niño las mejores perspectivas neurológicas.
Incisión
Se corta un colgajo en el cuero cabelludo para perforar un pequeño orificio en el cráneo, mientras el paciente se encuentra en la sala de operaciones bajo anestesia general.
Procedimiento
Se introduce un pequeño catéter en uno de los ventrículos del cerebro y se le conecta una bomba para mantener el líquido lejos del cerebro. Se conecta otro catéter a la bomba y se introduce en forma de túnel (debajo de la piel) por detrás de la oreja, haciendo que baje por el cuello y el pecho. El catéter debe llegar hasta la cavidad peritoneal o cavidad abdominal, donde el LCR se absorbe.
Cuidados postoperatorios
Con frecuencia, la derivación ventriculoperitoneal es crucial para prevenir y evitar daños graves al cerebro en los niños que presentan hidrocefalia. Los problemas comunes asociados con la derivación ventriculoperitoneal son, entre otros, el mal funcionamiento de la misma y las infecciones que pueda causar. No obstante, cuando no se presenta ningún problema, se suele dejar la derivación por muchos años.