La investigación se centra en el estudio de un medicamento en base a la proteína GDNF, que al parecer previene la muerte de las células cerebrales llamadas neuronas.
Esta vez, las pruebas las realizan el laboratorio Eli Lilly y la empresa Medtronic Inc., luego que otras compañías farmacéuticas fracasaran en el intento de avanzar con esta droga, por no encontrar una forma eficaz y segura de administrarla.
Puntos clave
Los científicos están probando esta vez usar un pequeño dispositivo, un implante interno que se coloca sobre la cadera (implanted pump, en inglés), que contiene la droga y que la bombea directamente al cerebro a través de un catéter que corre por la médula espinal.
Este aparato elaborado por Medtronic está programado para “soltar” la dosis de medicación necesaria en determinados intervalos de tiempo.
Muchos científicos sostienen que la proteína GDNF es la mejor esperanza para desacelerar la progresión del Mal de Parkinson e incluso revertirlo, ya que se sabe que esta enfermedad causa la muerte de las neuronas que producen la dopamina, la sustancia que permite que nos movamos en forma coordinada y armónica.
Y hasta ahora, justamente la dificultad estuvo en hallar una forma de administrar la droga a la parte específica del cerebro en donde están las neuronas que producen dopamina.
Otros laboratorios intentaron, sin éxito, administrar la droga por vía nasal, pero detuvieron los ensayos altamente arriesgados: temieron que la droga no llegara al lugar correcto y causara daños cerebrales mayores.
“El principal obstáculo de la técnica ha sido distribuir la droga para que cubra el área apropiada del cerebro”, explicó Ros Smith, director del área de Biología Regenerativa de Eli Lilly.
Smith considera que con el uso de un implante, se podrá avanzar hacia una mejor administración de esta promisoria droga, pero explicó que aún quedan por delante varios años de ensayos clínicos.
Este medicamento quizás hubiera mejorado la calidad de vida del Papa Juan Pablo II, hoy santificado, quien comenzó a manifestar síntomas del Parkinson en 1992, a los 71 años. Pero fue recién en 1999 cuando sus evidentes temblores y deterioro físico hicieron que el Vaticano informara públicamente sobre su padecimiento.
A la par de este anuncio, la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego informó que comenzará una investigación de 5 años en alianza con la fundación del actor Michael Fox, quien padece la enfermedad, para estudiar características del organismo que hacen que el mal avance.
De acuerdo con información de la Cleveland Clinic, cerca de 1.5 millones de personas en el país sufren del Mal de Parkinson, y se diagnostican cerca de 50,000 nuevos casos cada año.
Se trata de una enfermedad progresiva de origen aún incierto, por la cual las neuronas que producen dopamina mueren. Por eso, la persona comienza a sufrir de problemas motores como temblores y hasta parálisis parciales.
Es una condición progresiva, que empeora con el tiempo. Existen medicamentos como la levodopa, que modera los síntomas.