Los hallazgos publicados en línea en la revista Alzheimer & Dementia, sugieren que existe una asociación positiva entre el consumo de suplementos de aceite de pescado y el funcionamiento cognitivo, lo que tendría beneficios potenciales en la salud del cerebro y el envejecimiento.
Para llegar a dicha conclusión, el equipo de investigación realizó un seguimiento a 819 adultos mayores con cognición normal, deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer durante más de tres años. A los participantes se les hicieron evaluaciones periódicas de la memoria y resonancias magnéticas del cerebro.
Del total de los participantes en la investigación, 117 informó el uso regular de suplementos de aceite de pescado antes y durante el estudio. Los resultados mostraron que el uso de un suplemento de aceite de pescado se asoció con un mejor funcionamiento cognitivo. Sin embargo, esta asociación fue significativa solo en aquellos individuos que tenían una función cognitiva normal y en los individuos quienes dieron negativo para un factor de riesgo genético para la enfermedad del Alzheimer, conocida como APOE4.
“En el análisis de las imágenes para toda la población estudiada, encontramos una asociación positiva entre el uso de suplementos de aceite de pescado y el volumen promedio cerebral en dos áreas fundamentales utilizados en la memoria y el pensamiento (corteza cerebral y el hipocampo), así como los volúmenes ventriculares más pequeños de los cerebros comparados con los no usuarios en el momento de estudio”, comentó la Dra. Lori Daiello, quien encabezo la investigación.
“En otras palabras, el uso de aceite de pescado se asoció con una menor reducción del volumen cerebral en los pacientes que tomaron los suplementos durante el estudio, comparados con aquellos que no informaron el uso de estos”, añadió.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que el pescado ha ganado la reputación de “alimento para el cerebro” debido a que algunas personas lo comen como ayuda para la depresión, la psicosis, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos relacionados con el pensamiento.
El temible Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores y la que produce una mayor tasa de discapacidad en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que su incidencia se triplique en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida. Por este motivo, cualquier avance en la investigación sobre la prevención o el tratamiento del Alzheimer, genera muchas expectativas.
Suele comenzar después de los 60 años y el riesgo aumenta a medida que la persona envejece. Inicia lentamente, primero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para recordar cosas que ocurrieron recientemente o los nombres de personas que conocen. Con el tiempo los síntomas empeoran. Las personas pueden no reconocer a sus familiares o tener dificultades para hablar, leer o escribir. Pueden olvidar cómo cepillarse los dientes o peinarse el cabello. Más adelante, pueden volverse ansiosos o agresivos o deambular lejos de su casa. Finalmente, necesitan cuidados totales.
Un informe del Alzheimer’s Disease International señala que demencia afecta actualmente a 44 millones de personas en todo el mundo y la cifra podría aumentar a los 135 millones en el año 2050. Según la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association), Estados Unidos gastó 200 mil millones de dólares en el tratamiento del Alzheimer y otras formas de demencia en 2012. Si no se logran avances, esa cifra superará el billón de dólares en el año 2050.
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