Se negó a abortar, luchó y le ganó al cáncer

En mayo del 2014 estando de vacaciones en Amsterdam con su esposo, Elizaveta (arriba en la imagen tomada de su cuenta de Instagram) comenzó a sufrir de mucho dolor e hinchazón en el lado derecho de su mandíbula.

El dolor no cesó sino que se volvió insoportable por lo que acudió al médico para saber que le estaba pasando. Ahí le realizaron una serie de tomografías. Las imágenes revelarían un inesperado diagnóstico, se trataba de una extraña manifestación de cáncer en los huesos (osteosarcoma) y debía iniciar tratamiento de inmediato.

instagram.com/elizavetalowicz

Los médicos le aconsejaron que abortara para poder arrancar con la quimioterapia. Sin embargo, ella decidió esperar a que naciera su pequeño antes de recibir cualquier tipo terapia que lo pusiera en riesgo.

"No iniciar las quimioterapia en tiempo y forma, disminuía mi riesgo de supervivencia… mi decisión fue dejar que pasara lo que tenía que pasar, yo estaba dispuesta a aceptarlo día a día", comentó Elizaveta al diario Daily Mail que publicó su historia.

"Me dije a mi misma que aceptaría lo que fuera que el universo tuviera reservado para mí. Si mi hijo tiene que nacer, nacerá", añadió.

Su situación era tan vulnerable que Elizaveta decidió someterse a una larga y dolorosa cirugía en donde los médicos le removieron el tumor de su mandíbula y el 95% de su barbilla. Tras la remoción, los especialistas tuvieron que reconstruir esa parte de su rostro con las venas, tejido nervioso, el peroné e injertos de su pierna derecha. Mientras que su bebé tenía posibilidades de nacer con alguna discapacidad por la anestesia suministrada.

Contra todo pronóstico, y pese al mal estado de salud de Elizaveta (no podía comer y tuvo que someterse a rehabilitación para volver a caminar) su bebé nació por medio de cesárea 10 semanas antes de lo esperado y tuvo que permanecer en cuidado intensivo neonatal por 51 días. Ella se sometió a un agresivo tratamiento de quimioterapia, se encuentra en recuperación y alistándose para volver a las pasarelas.

Elizaveta, Valentín, su hijo, y el padre del niño, fueron fotografiados por la lente de Manolo Ceron. En las imágenes aparece rapada, luciendo sus cicatrices y pintada de colores. "Pienso que son realmente increíbles, y mi cirujano hizo un excelente trabajo, son como un arte hecho en mi”, comentó sobre sus cicatrices.

“Quisiera recordarle a la gente que tú eres el único que decide que tan bello puedes ser, como te sientes te ves y si te amas a ti mismo nada puede derrotarte, ni siquiera el cáncer. Todas las imperfecciones que tenemos se ven perfectas en cada uno de nosotros. Las cicatrices, la falta de pelo en el cuerpo, todo eso sólo te recuerda lo fuerte que eres y como te defiendes de esta enfermedad. Te vuelves orgulloso como persona y eso te vuelve mucho más importante…Me siento hermosa, además de que soy hermosa", declaró.