Brócoli, antídoto contra el autismo

Los hallazgos publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences sugieren que la administración a adolescentes y adultos de sulforafano, un químico que se encuentra en el brócoli, la espinaca, la coliflor y la col, hizo que las personas con trastornos del espectro autista estuvieran más tranquilos y fueran más sociables.

El estudio se basa en la experiencia con 44 pacientes de 13 a 27 años de edad, que habían sido diagnosticados con autismo de moderado a grave. A 26 de ellos se les suministró una dosis diaria de sulforanato durante 18 semanas y al resto se les dio un placebo.

Brócoli, antídoto contra el autismo
| Foto: SHUTTERSTOCK

Antes del periodo de investigación, los cuidadores y los médicos de los pacientes completaron tres evaluaciones de comportamiento estándar: la Lista de Verificación de Comportamiento Aberrante (ABC), la Escala de Resposividad Social (SRS) y la Escala de Impresiones Clínicas Globales de mejoría (CGI-I). Estas evaluaciones miden la sensibilidad sensorial, capacidad para relacionarse con los demás, habilidades de comunicación verbal, la interacción social y otros comportamientos relacionados con el autismo.

Los resultados mostraron que quienes tomaron el sulforanato mostraron mejorías significativas en la primera medición a las cuatro semanas y continuaron mejorando durante el resto del tratamiento. 

De acuerdo con las evaluaciones ABC y SRS, quienes recibieron el sulforafano habían disminuido 34 y 17%, respectivamente, en accesos de irritabilidad, letargo, movimientos repetitivos, la hiperactividad, la sensibilización, la comunicación, la motivación y los gestos. Después de 18 semanas de tratamiento, la escala CGI-I, reveló que los beneficiarios de sulforafano experimentado notables mejoras en la interacción social, los comportamientos aberrantes y la comunicación verbal.

"Creemos que esto puede ser una acercamiento preliminar para el tratamiento del autismo, mejorar los síntomas y corregir algunos de los problemas celulares subyacentes" destacó el Dr. Paul Talalay, uno de los autores de la investigación. En 1992, el grupo de investigación de Talalay descubrió que el sulforafano tiene cierta capacidad para reforzar las defensas naturales del cuerpo contra el estrés oxidativo, la inflamación y el daño en el ADN.

SI bien, los autores del trabajo se mostraron optimista ante los resultados, reconocen que deben ser confirmados en investigaciones de mayor tamaño antes de sacar conclusiones sobre el beneficio terapéutico del sulforafano. "Estamos muy lejos de poder declarar una victoria sobre el autismo, pero esto nos da pistas importantes sobre lo que podría ayudar", refirió por su parte el Dr. Andrew Zimmerman, otro de los investigadores.

Trastorno del espectro autista

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos destaca que el trastorno del espectro autista (TEA) es una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Este trastorno incluye lo que se conocía como síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

Se lo llama "trastorno de espectro" porque diferentes personas con TEA pueden tener una gran variedad de síntomas distintos. Estas pueden tener problemas para hablar con usted y es posible que no lo miren a los ojos cuando usted les habla. Además, pueden tener intereses limitados y comportamientos repetitivos. Es posible que pasen mucho tiempo ordenando cosas o repitiendo una frase una y otra vez. Parecieran estar en su "propio mundo".

Durante los chequeos regulares, el doctor debería examinar el desarrollo de su niño. Si existen signos de TEA, su niño tendrá una evaluación completa y exhaustiva. Esta puede incluir un equipo de especialistas que realizarán varios exámenes y evaluaciones para llegar a un diagnóstico.

No se conocen las causas del trastorno del espectro autista. Las investigaciones sugieren que tanto los genes como los factores ambientales juegan un rol importante.

Actualmente, no existe un tratamiento estándar para el TEA. Hay muchas maneras de maximizar la capacidad del niño para crecer y aprender nuevas habilidades. Cuanto antes se comience, mayores son las probabilidades de tener más efectos positivos en los síntomas y las aptitudes. Los tratamientos incluyen terapias de comportamiento y de comunicación, desarrollo de habilidades y/o medicamentos para controlar los síntomas.

Los TEA se presentan en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero son casi cinco veces más comunes en niños que en niñas. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) calculan que 1 de cada 88 niños ha sido identificado con un trastorno del espectro autista.

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