Cenar temprano es una práctica que se asocia a beneficios para la salud y suele ser es una regla común para quienes desean bajar de peso. Pero comer poco antes de irte a la cama no necesariamente trae efectos negativos a tu cuerpo.
Una investigación japonesa encontró que dejar una brecha de dos horas entre la última comida del día y la hora de acostarse no parece estar asociado con ninguna diferencia perceptible en los niveles de glucosa en la sangre. En el estudio publicado en BMJ Nutrition, Prevention & Health los autores dicen, además, que estos resultados se mantienen incluso a largo plazo.
En Japón, uno de los factores que se evalúan comúnmente, a partir de los 40 años de edad, en términos de hábitos alimenticios es garantizar un intervalo de dos horas entre la cena y la hora de acostarse, ya que se supone que un período más corto podría ser un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como diabetes y afecciones cardíacas. Pero no había una evidencia clara detrás de esta práctica.
Los investigaciones decidieron evaluar el impacto potencial de la cena y la hora de dormir en los niveles de HbA1c, una medida del promedio de glucosa que indica los riesgos futuros para la salud. Para ello, usaron datos de salud de 1,573 adultos sanos de mediana y tercera edad y fueron más allá de los hábitos alimenticios: analizaron cuántos participantes fumaban, su actividad física, su aumento de peso desde los 20 años, si comían rápido o lento, la cantidad de líquido que bebían y si se saltaban el desayuno. El seguimiento duró tres años.
La conclusión general fue que, contrario a la creencia, un corto intervalo entre la cena y la hora de acostarse no afectó significativamente los niveles de HbA1c. También destacaron que la dieta tradicional japonesa contiene muchas verduras y sopa y los tamaños de las porciones son pequeños, por lo que es posible que los hallazgos no sean aplicables a otros países.
"Se debe prestar más atención a las porciones saludables y los componentes de los alimentos, dormir lo suficiente y evitar fumar, el consumo de alcohol y el sobrepeso, ya que estas variables tienen una influencia más profunda en el proceso metabólico", escribieron los autores.
Otra hallazgos sobre la cena
El impacto de la cena en la salud ha sido ampliamente estudiado con hallazgos diversos. El 2018 se dio a conocer un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, en España, que indicó que comer tarde en la noche causa inflamación en el cuerpo y altera los niveles de azúcar en la sangre, ambos vinculados al cáncer.
Manolis Kogevinas, médico que dirigió el estudio, dijo que se sabe que si la gente come tarde y se va a la cama enseguida, no metabolizarán sus alimentos y no dormirán bien por la noche. Agregó que comer dos horas antes de acostarse podría reducir el riesgo de cáncer de mama y de próstata, de acuerdo a sus hallazgos.
Otro estudio, publicado en Journal of Clinical Sleep Medicine en 2016, mostró que la calidad de la dieta afecta considerablemente el tiempo que se tarda en conciliar el sueño. Los autores recomendaron cenar una comida baja en grasa saturada y alta en proteína promueve dormir más rápido.
"La cena es la última comida del día, y es importante porque, al dormir, pasarás cerca de 8 horas sin comer nada", explica la dietista Susie White, del British Association for Applied Nutrition, quien también ha hecho estudios sobre el tema. Pero su recomendación no debe confundirse con hacer una cena pesada, al contrario, en su opinión, se debe procurar cenar liviano y temprano.
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