Según su localización, podemos distinguir entre dos tipos de grasa corporal: grasa dura o grasa visceral, la que se encuentra en la zona del abdomen, entre los órganos y hace que la barriga sea prominente, y la grasa blanda, grasa subcutánea o grasa periférica, la que se encuentra por debajo de la piel pero no entre los órganos y se almacena en piernas, caderas, glúteos y brazos.
Varias investigaciones asocian el exceso de grasa abdominal con resistencia a la insulina y el riesgo de diabetes tipo 2, así como enfermedades del corazón. De hecho, la circunferencia de la cintura, es un índice que mide la concentración de grasa en la zona abdominal y se usa como indicador de riesgo y salud del corazón.
En el estudio que se publica en la revista Journal of Nutritional Biochemistry, es el resultado de un ensayo realizado con un modelo animal. Inicialmente a un grupo de ratones se le dio una dieta restringida que resulto en la pérdida de peso, en comparación con el grupo control que tenían acceso ilimitado a la alimentación.
Los ratones de la dieta restringida recuperaron el peso cuando se añadieron de nuevo calorías a su dieta y casi alcanzaron a los controles para el final del estudio, pero el hallazgo más interesante fue que la grasa alrededor de sus centros -el equivalente a la grasa del vientre humano- era mayor en los ratones de la dieta restringida que en los que estaban libres para picar todo el día.
Durante tres días, los ratones recibieron la mitad de las calorías que consumieron los roedores del grupo control en una sola comida e hicieron ayuno el resto del día, gradualmente se fue aumentando la cantidad hasta igualar a la del otro grupo. Los roedores en dieta restringidas no sólo desarrollaron un comportamiento de atracón (ingesta compulsiva de grandes cantidades de alimento), además, resistencia a la insulina en el hígado. Cuando el hígado no responde a las señales de insulina diciéndole que deje de producir glucosa, el azúcar extra en sangre se almacena en forma de grasa.
A pesar de que los ratones del grupo control y la dieta restringida tenían casi el mismo peso corporal, en los que estuvieron a dieta los depósitos adiposos (grasa corporal) eran más pesados. “Si usted está bombeando más azúcar en la sangre, el tejido adiposo está feliz de recoger la glucosa y almacenarla. Esto hace a las células de grasa muy felices, pero no es el que tu desearía si quieres reducir el tejido adiposo", puntualizó la profesora Martha Belury, autora principal del trabajo.
Una vida sedentaria e ingerir más glucosa de lo que se gasta o quema, hará que se acumule en forma de grasa, ya sea entre los órganos vitales, o bajo la piel y con ello, un aumento de peso corporal.