El gobernador de Nueva York, Michael Bloomberg, ha propuesto prohibir la venta de sodas mayores a 16 onzas (470 mililitros) en restaurantes y otras lugares de venta de alimentos; esta propuesta tiene como objetivo combatir la obesidad al reducir el consumo de refrescos en la población.
"La obesidad es el único problema de salud en Nueva York que ha seguido empeorando en vez de mejorar; con esta propuesta pretendemos reducir la cintura de la ciudad", declaró el gobernador Bloomberg en un comunicado.
Puntos clave
- En Nueva York podrían prohibir la venta de refrescos y bebidas azucaradas grandes.
- ¿El azúcar es tan peligrosa como las drogas?
- Conoce los alimentos que más engordan y evítalos.
Según el comunicado, una gran parte de la población neoyorkina bebe más de 16 onzas de soda cada día, cuando instituciones como la Asociación Americana del Corazón recomiendan beber un máximo de 12 onzas (350 mililitros) cada semana.
Por su parte la dietista, Joy Bauer, de la Universidad de Nueva York, considera que esta prohibición podría tener algún beneficio: "Esta propuesta reduciría las porciones de azúcar que la gente toma a través de este tipo de bebidas, y les hará pensar dos veces antes de tomar más; yo creo que es una propuesta pensada para el bien público".
Sin embargo, para muchos, más que un beneficio, esta propuesta no representa sino un intento por parte del gobierno neoyorkino por reducir la libertad de elección de la gente.
Para Hank Cardello, "Esta propuesta es injusta, pues impone a la población un tamaño máximo de refresco en vez de respetar la libertad del individuo para elegir el tamaño de su bebida". Cordello es director de Obesity Solutions Initiative, del Instituto Hudson, en Washington, y anteriormente fue director de marketing de la compañía refresquera Coca-Cola.
De acuerdo con Cardello, lo que debería hacerse no es prohibir la venta de sodas, sino incentivar a las refresqueras a reducir las calorías de sus productos, para que la gente pudiera consumirlos sin elevar su riesgo de obesidad.
En medio de este debate, la propuesta de Bloomberg debe ser aprobada por el Board of Health de Nueva York, y de ser aceptada, entraría en vigor en un lapso de seis meses a un año.
La prohibición afectaría a restaurantes, cafés, cines, centros de espectáculos y cadenas de comida rápida, y quienes la violen se harían acreedores a una multa de $200. No obstante, los almacenes y tiendas de comestibles quedarían exentos de la aplicación de esta ley.
Anteriormente, con el objetivo de combatir el tabaquismo, el gobernador Bloomberg prohibió que se fumara en lugares públicos de Nueva York, como parques y playas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que cerca del 36 por ciento de los adultos del país padecen obesidad o sobrepeso, condiciones que elevan el riesgo de enfermedades como cáncer, diabetes y presión arterial alta.