Comer sano también es bueno para el medio ambiente

Una alimentación saludable no sólo es buena para tu cuerpo, resulta que también puede colaborar con el medio ambiente, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Investigadores holandeses, dirigidos por Paul Behrens de la Universidad de Leiden, analizaron el impacto de la dieta en el medio ambiente, utilizando dietas recomendadas a nivel nacional como punto de referencia. Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de las recomendaciones de 37 países que en conjunto representan el 64 por ciento, o casi dos tercios, de la población mundial.

Comer sano también es bueno para el medio ambiente
Una dieta más saludable conduce a un ambiente más saludable, destacaron los investigadores | Foto: ISTOCK

Los factores ambientales que consideraron incluyeron: las emisiones de gases de efecto invernadero, la eutrofización (acumulación de residuos orgánicos en el litoral marino o en un lago, laguna, embalse, etc., que causa la proliferación de ciertas algas) y el cambio de uso de la tierra.

Los científicos dicen que la producción de alimentos, incluidos los cultivos, la cría de ganado, la pesca y el transporte de toda esa comida, es responsable del 20 al 30 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, el 33 por ciento de la tierra sin hielo de nuestro planeta se está utilizando para cultivar nuestros alimentos.

Pero alterar nuestras dietas podría cambiar eso. Si los ciudadanos siguieran las recomendaciones de cada país, los gases de efecto invernadero relacionados con la producción de alimentos caerían entre un 13 y un 25 por ciento. Además, la cantidad de tierra que se necesita para producir los alimentos disminuiría hasta en un 17 por ciento.

"Al menos en los países de altos ingresos, una dieta más saludable conduce a un ambiente más saludable", dijo Paul Behrens, científico ambiental de la Universidad de Leiden, en Holanda, que dirigió el trabajo.

Impacto ambiental

El equipo de investigadores utilizó una base de datos que representa a toda la economía mundial. Esto les permitió rastrear no solo el costo ambiental de hacer crecer los diversos tipos de alimentos que consumimos, sino también el costo de la maquinaria involucrada en la producción de esos alimentos, y el costo de ingreso a los supermercados y finalmente a nuestro platos.

Los  datos también reflejaron que algunos países son más eficientes en la producción de alimentos que otros. Por ejemplo, cultivar tomates en Inglaterra requiere más energía que cultivarlos en España, donde es más cálido. Del mismo modo, un filete de una vaca alimentada con granos en Inglaterra tiene una huella ambiental más pequeña que la de una vaca alimentada con pasto en Australia.

"Las dietas recomendadas a nivel nacional son un método prominente para informar al público sobre las elecciones dietéticas. Aunque las elecciones dietéticas impulsan los resultados tanto de salud como ambientales, estas dietas casi no hacen referencia a los impactos ambientales. Nuestro estudio proporciona una comparación entre los impactos ambientales de las ingestas dietéticas promedio y una dieta recomendada específica en 37 naciones de ingresos medios y altos ", destacaron los científicos.

Dieta saludable

Los resultados nos son uniformes, pero a grandes rasgos, señalan que los países más ricos reducirían su impacto ambiental si sus ciudadanos siguieran las dietas recomendadas a nivel nacional, principalmente porque la mayoría de estas recomendaciones requieren una reducción significativa en la cantidad de carne que consumen los ciudadanos.

"Comer cualquier animal va a tener más impacto en comparación con otros grupos de alimentos". dijo Behrens.

Países como India e Indonesia verían un aumento en su impacto ambiental, principalmente porque las dietas recomendadas a nivel nacional exigen más calorías de las que consumen muchos ciudadanos en otros países.

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