Si todo el tiempo tienes la nariz tapada, vives escurriendo agua y estornudas, seguramente sufres de alergias. Aunque estés siguiendo algún tratamiento con fármacos, es importante que te alejes de los agentes que activan tu alergia, como el moho.
La congestión o secreción nasal se llama rinitis alérgica y los principales alérgenos que la pueden causar son el polen, los ácaros del polvo, las cucarachas, la caspa de las mascotas y el moho. Este último tal vez sea el más difícil de identificar.
El moho es un hongo y sus esporas están prácticamente en todas partes porque son muy ligeras y viajan en el aire. Las esporas pueden vivir mucho tiempo y pueden sobrevivir a condiciones diversas y sus lugares favoritos son los ambientes húmedo y cálido, sea dentro o fuera de las casas. En general, la peor época para los alérgicos es el verano y el comienzo del otoño, cuando los diferentes tipos de esporas alcanzan su pico.
Además de la rinitis, el moho puede provocar asma y otras enfermedades respiratorias. Según estudios del Instituto de Medicina (IOM), hay suficiente evidencia para asociar la exposición al moho en interiores a afecciones en el aparato respiratorio superior, como tos y sibilancias, sonido que produce el estrechamiento bronquial, en personas que se consideran sanas.
La institución también ha asociado el moho con neumonitis por hipersensibilidad en personas con predisposición a la afección. Y aún hay más: hay evidencias de la relación entre el moho de espacios interiores y enfermedades respiratorias en niños sanos.
Qué puedes hacer contra el moho
Especialistas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard recomiendan a las personas alérgicas minimizar su exposición al moho para cuidar su salud. Para lograrlo, hay medidas que puedes tomar dentro y fuera de tu casa.
El primer paso puede ser que evites ir a áreas boscosas. También puedes tratar de no hacer actividades al aire libre en días ventosos y lluviosos: las esporas de moho aumentan inmediatamente después de las tormentas de verano.
En el exterior, las personas sensibles deben evitar las áreas que probablemente tengan moho, como las pilas de composta y la hierba cortada. No acumules madera dañada, ya que los hongos viven de materia vegetal muerta, como madera húmeda y podrida.
En tu casa también debes tomar precauciones: más de 1,000 mohos diferentes se encuentran en los hogares. En espacios interiores, la exposición al alérgeno se relaciona a los síntomas de la rinitis y también a tos, sibilancias y falta de aliento.
Es vital que evites la formación del moho. Al hongo le gustan los lugares húmedos, así que puedes evitar el exceso de humedad con ayuda de un acondicionador de aire o un deshumidificador. La casa debe estar ventilada y, en el caso de los baños, hasta puedes instalar un extractor de aire que lo ventile hacia el exterior.
La limpieza es otro punto clave. Con agua y lejía puedes limpiar las superficies cubiertas de moho, si tienes alfombras, muebles tapizados o libros impregnados con el hongo, mejor deséchalos, y no pongas alfombras en baños ni en sótanos. Y si vas a pintar tu casa, puedes agregar un inhibidor de moho a la pintura.
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