El sexo del bebé es determinado al momento de la concepción. Cuando un bebé es concebido, el cromosoma del espermatozoide, ya sea X o Y, se fusiona con el cromosoma X en el óvulo, lo que determina si el bebé será niño o niña. Dos X significan que el bebé será una niña y XY que será un niño.
Pero aunque el sexo es determinado en la concepción, el feto no desarrolla sus órganos sexuales externos hasta el cuarto mes de embarazo.
Veamos lo que sucede a siete semanas de la concepción: desde el frente se puede notar que el feto parece no tener un sexo definido, pues no parece ni hombre ni mujer.
Durante las cinco semanas siguientes, el feto comienza a producir hormonas que hacen que sus órganos sexuales se desarrollen, ya sea en órganos sexuales femeninos o masculinos. Este proceso se conoce como diferenciación sexual.
Todavía no sabemos de qué sexo es el feto, de manera que aquí tenemos que hacer una hipótesis. Ahora, si el feto es del sexo masculino, producirá hormonas llamadas andrógenos, las cuales originarán que sus órganos sexuales tomen esta forma.
Por otro lado, un feto del sexo femenino no produciría andrógenos sino estrógenos y, por consiguiente, sus órganos sexuales tomarían esta forma.
Ahora veamos algo que quizá hayamos pasado por alto. A las siete semanas, los órganos sexuales del hombre y la mujer parecen idénticos. Agreguemos un poco de color para ver lo que ocurre durante la diferenciación sexual. Mantengamos la vista sobre el tubérculo genital.
¿Lo ve? El tubérculo genital formó un pene en el hombre, y un clítoris en la mujer.
El clítoris y el pene se consideran sexualmente análogos porque se originan de la misma estructura.