Se estima que alrededor de 570 millones de personas en el mundo padecen dolor lumbar. Esto lo convierte en una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y una de las razones más comunes por las que las personas buscan atención médica o faltan al trabajo. Los expertos alertan que si el dolor de espalda no se trata correctamente, a largo plazo puede causar serías consecuencias para la salud. Aquí hacemos una lista de las principales y repasamos que se puede hacer para prevenir esta afección.
El dolor de espalda puede variar desde una simple molestia hasta una sensación de ardor o dolor muy agudo o punzante. También puede localizarse solo en la espalda o extenderse hacia las piernas, y ocurrir en situaciones de reposo o al realizar diferentes actividades, tales como agacharse, levantar peso, caminar o dormir.
Este tipo de dolor puede deberse a distintas causas, siendo las más comunes abultamiento o rotura de disco, artritis, distensión muscular o de ligamentos, espondilitis anquilosante, u osteoporosis. También existen factores de riesgo que puede influenciar su aparición, como ser mayor de 35 años, ser sedentario, tener sobrepeso u obesidad, padecer algún tipo de enfermedad, levantar objetos o realizar ciertas actividades de forma inadecuada, sufrir estrés crónico, o fumar. Entre las principales consecuencias que el dolor de espalda tiene para la salud encontramos:
Dolor de espalda crónico
El dolor de espalda agudo puede ser consecuencia de una lesión, como un desgarro o una distensión. Generalmente, dura desde unos pocos días hasta unas cuantas semanas (entre 10 y 12). Sin embargo, si no se trata correctamente se puede convertir en un dolor de espalda crónico, una afección que tiende a persistir y provocar otras consecuencias para la salud, como movimiento reducido, dolor o imposibilidad de realizar actividades cotidianas, ansiedad, depresión e incluso dependencia a medicamentos.
El dolor de espalda no tratado impide adoptar posiciones cómodas y con apoyo durante la noche, lo que, a su vez, puede impedir descansar bien. Un sueño de mala calidad está relacionado con una mala salud general y contribuye a distintas afecciones, desde problemas de estado de ánimo, concentración y bienestar físico, hasta un mayor riesgo de sufrir accidentes o enfermedades crónicas.
Fatiga o cansancio excesivo
Nuestro cuerpo depende de los músculos, huesos y ligamentos de la espalda lograr una plena movilidad y ejercitarse correctamente. Esto puede verse obstaculizado cuando se padece dolor de espalda, tanto agudo como crónico, provocando que los músculos se fatiguen mucho más rápido.
Pérdida o menor movilidad
Como señalamos anteriormente, cuando pasa un largo período de tiempo sin tratarse el dolor de espalda, la lesión puede intensificarse y provocar pérdida de movilidad e incluso rigidez crónica. No poder moverse libremente puede contribuir a la pérdida de independencia, un factor que a su vez puede causar o empeorar otras afecciones, como ansiedad, depresión, sobrepeso u obesidad, enfermedades cardíacas o diabetes.
Daños en la columna
El dolor de espalda, especialmente cuando es crónico, puede modificar la forma en que nos movemos naturalmente, ejerciendo una presión innecesarias en otras partes de la espalda y el cuerpo. Si esto no se trata adecuadamente, a la larga puede causar irritación en los músculos, articulaciones y nervios, provocando afecciones como estenosis espinal, radiculopatía, o hernia de discos, entre otras.
Problemas de salud mental
Los profesionales de la salud señalan que el dolor de espalda crónico puede llevar a que una persona se sienta impotente o inútil, debido a las dificultades que le implica moverse con normalidad. Estos aspectos, junto a otras consecuencias derivadas del dolor de espalda, como privación del sueño o mayor riesgo de sufrir problemas financieros (debido a la falta de trabajo y costos médicos) pueden causar o empeorar episodios de ansiedad o depresión.
Cómo prevenir los problemas de espalda
Aunque el dolor de espalda es una afección con mucha incidencia en la población mundial, existen distintas formas sencillas de prevenirlo. Una de ellas es haciendo ejercicio con regularidad (principalmente aeróbico), ya que esto ayuda a incrementar la resistencia y fuerza de la espalda, y permite que los músculos funcionen mejor. Otra opción es mejorar los músculos del abdomen y de la espalda, que fortalecen el tronco del cuerpo, y ayudan a acondicionar estos músculos para que sostengan bien la espalda.
También es importante mantener un peso saludable, para evitar presiones innecesarias sobre los músculos de la espalda, evitar movimientos bruscos o incorrectos al momento de levantar objetos o realizar actividades específicas, no fumar, y adoptar una buena postura al caminar o estar sentado (especialmente si se pasa mucho tiempo trabajando en esta posición).
Cuándo consultar a un médico
En la mayoría de los casos el dolor de espalda mejora progresivamente tras pocas semanas, gracias a tratamiento y medidas de autocuidado. Sin embargo, deberás consultar a un profesional de la salud si persiste o se ve acompañado de otros síntomas, como intensidad que no mejora con el descaso, debilidad entumecimiento u hormigueo en las piernas, o pérdida de peso involuntaria.
Asociación Estadounidense de quiropráctica, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.