¿Qué hábitos te hacen engordar?

No somos todos iguales

¿Quién no se ha tentado con seguir la dieta de un amigo al ver que le dio resultados sorprendentes? Lamentablemente, las dietas no son como una camisa que se puede “prestar” a quien tenga el mismo talle: en cuestiones de peso y metabolismo hay una dieta que es más apropiada que otras según los hábitos de alimentación y las causas que nos hagan acumular libras.
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Tres factores de boicot

Expertos de BBC Science y de las Universidades de Cambridge y Oxford hicieron pruebas durante tres meses con 75 personas que querían bajar de peso. Y descubrieron que los tres factores que “arruinan” la dieta son los genes, las hormonas y la mente.
Dieta y ejercicio según los genes

Tres tipos de" comedores"

Estos factores permitieron identificar tres tipos de “comedores”: los "glotones", que tienen menor concentración de hormonas que indican saciedad, los "picoteadores permanentes" cuyos genes les hacen sentir hambre en forma constante y los "comedores emocionales" que recurren a la comida cuando se sienten estresados.
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1. Los glotones (no pueden parar de comer)

Son los que nunca sienten que han comido lo suficiente, aún cuando hayan dejado su plato sin una miga. Cuando empiezan a comer suponen que no van a parar nunca y se sirven porciones enormes. Comer en un buffet es como estar en el País de las Maravillas ya que pueden servirse cuanto quieran y todas las veces que deseen, sin que se terminen las provisiones.
¡Cuidado con los atracones!

Las hormonas culpables

Susan Jebb, profesora de Oxford experta en dietas, explica que al comer se liberan hormonas que envían una señal química al cerebro a través de la sangre. Esta señal advierte que se ha comido lo suficiente, y es el momento de cerrar la boca.

Hormonas de la saciedad

Fiona Gribble, profesora de la Universidad de Cambridge especialista en hormonas digestivas, explica que las proteínas y los carbohidratos que el organismo no puede absorber rápidamente, producen la liberación de una mayor cantidad de hormonas que dan saciedad. Y los “glotones” no podrían segregarlas normalmente.
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¿Qué se puede hacer?

En estos casos conviene practicar el control de porciones, elegir platos más pequeños y tratar de cargar la mitad del plato con vegetales. De ser posible, que sea otra persona la que le sirva la comida. También puede ayudar el consumo de más proteína como pollo o pescado, cereales de grano entero, legumbres y frutos secos. Lo mejor es elegir alimentos con bajo índice glucémico o IG, que dan mayor saciedad.
Còmo bajar de peso sin darte cuenta
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2. Picoteadores permanentes

Son los que pasan frente a un plato de galletas y no pueden evitar tomar una o dos, aún sin hambre. Siempre están pensando en comer o calculando a qué hora será el almuerzo o la cena. Cuando cocinan picotean algo de lo que están preparando y sienten que cada encuentro gastronómico es una gran ocasión para disfrutar. Tienen una alta disposición genética a la obesidad.
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Dos días proteincos

La profesora Jebb indica que los que viven picoteando tienen genes que les hacen sentir hambre en forma constante. Tienen una predisposición natural al sobrepeso, y boicotean la dieta los 7 días de la semana. Una solución sería elegir dos días a la semana, no consecutivos, para seguir una dieta alta en proteínas de no más de 800 calorías diarias.

Dominar a la bestia

Una dieta alta en proteína y fibra dará mayor volumen en el estómago, que se puede reforzar con una mayor ingesta de líquidos. También ayuda practicar control mental o meditación para entrenar la mente ante esos deseos irrefrenables de comer. En lo posible, en esos momentos, tratar de consumir agua, sopa de verduras, té verde, agua con limón o alguna fruta, que ayudan a aplacar a la “bestia hambrienta” sin sumar muchas calorías.
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3. Comedores emocionales

Son los que quieren comer cuando están enojados o encuentran que las cosas no van bien. Si se sienten solos o estresados, piensan en comer algún postre y se “automedican” con comida, helado o galletas. Esto ocurre si rompieron con su pareja o discutieron con el jefe, y buscan en una tableta de chocolate el consuelo espiritual para sentirse mejor.

Comer para sentirse mejor

Para alguien así la clave es entender la causa y tener bien claro que comen porque los hace sentir mejor. La mayoría de las veces eligen comidas cargadas de grasas o azúcar refinado, como chocolates y papas fritas. Estos alimentos producen una liberación de endorfinas, que son las hormonas del placer o de la recompensa.
Combate la alimentación emocional

Trampa del cerebro

Los que comen por estrés o ansiedad, muchas veces caen en una “trampa” que les tiende el cerebro. Cuando éste percibe que una persona está en problemas, provoca un aumento en la tasa cardíaca. Después de este episodio, el cuerpo necesita algo placentero como compensación, que suele ser comida.
Si piensas que comiste mucho, lo sientes

Apoyo emocional

Para las víctimas de la alimentación emocional es importante la contención. Se puede lograr con reuniones de apoyo semanales, ya sean on line o presenciales. Esto ayuda a respetar la dieta, manejar los pensamientos negativos y erradicar las creencias falsas respecto de la comida.
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Consejo de expertos

Para los tres tipos de “comedores” mencionados, hay otros secretos de los expertos para poder controlar la alimentación y seguir uan dieta saludable. Uno de ellos es comer despacio, ya que esto aumenta el nivel de hormonas que le ordenan al cerebro que hay que dejar de comer
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Respeta el desayuno

No omitir nunca el desayuno, ya que reduce el deseo de picoteos. Según el especialista en genética Giles Yeo, de la Universidad de Cambridge, las tres cuartas partes de las personas que tienen éxito con su dieta respetan esta comida. “Hay un nexo evidente entre el peso y la genética y la tecnología está empezando a estudiarlo”, informa.
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La sopa da saciedad

Es una buena propuesta para no pasar hambre ya que una sopa espesa llena el estómago durante más tiempo que los vegetales sólidos, aseguran los científicos. Y también es importante aprender a diferenciar el hambre del cansancio y las preocupaciones, ya que estas ultimas también aumentan el deseo de comer. Si tienes a mano alimentos saludables ¡mucho mejor!
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