Ir al dentista, visitar a un enfermo en el hospital o hacer una consulta médica, son momentos para estar especialmente alertas y evitar la contaminación. ¿Cuáles son las prácticas básicas de higiene y cuidado que debes observar para que tu salud no corra riesgos?
Peligros en el dentista
En el consultorio odontológico, debes tener especial cuidado con las infecciones. La cavidad bucal presenta una de las mayores concentraciones microbianas del organismo: se calcula que una sola gota de saliva puede llegar a contener hasta 600,000 bacterias.
Lo que más se contagia
Los microorganismos de contagio más comunes son: el virus de la influenza, hepatitis simple, hepatitis B, y C, y el VIH. Existen otros virus que pueden ser transmitidos en el consultorio odontológico: la rubeola, varicela zoster, Epstein-barr, citomegalovirus, VPH y adenovirus.
Vías de contagio
El contagio se puede dar por tener un contacto directo con sangre, fluidos orales u otras secreciones de personas infectadas, o por contacto indirecto con instrumentos, equipos y superficies ambientales contaminadas. Para no correr riesgos, sigue estos 10 consejos...
1. Mira los guantes
Los guantes de los profesionales médicos, dentistas o enfermeros, deben salir del dispensador de guantes, no de un contenedor exterior sin esterilizar. Y que sólo debe tocar los instrumentos estériles o tu boca, si toma contacto con algo más, debería usar un nuevo par.
2. Observa si hay jabón
En un consultorio o dispensador de vacunas, debe haber varios contenedores de jabón. Eso es un indicio de que el personal lava sus manos con frecuencia. Debes asegurarte de que los profesionales o el personal asistente, siempre se laven las manos frente a ti.
3. Checa el orden y la limpieza
Observa si los instrumentos están ordenados, checa los pisos. La limpieza y el orden indican cuidado. Mira si hay contenedores especiales para la eliminación de las agujas y objetos punzantes. Si no los ves, pregunta dónde están. Los recipientes deben ser esterilizados o desechados permanentemente.
4. Controla los instrumentos
Si te aplican una vacuna, la bolsita de la jeringa debe ser abierta a la vista y luego desechada. Y en el dentista, él debe abrir una bolsa sellada de instrumentos frente a tí, eso indica que han sido esterilizados por una máquina. Si la bolsa está abierta, pueden contener gérmenes de otra persona.
5. No temas preguntar
El Doctor Mark Burhenne, odontólogo de California, explica que en el dentista debes preguntar si se desinfecta el sillón después de cada consulta, dónde desinfectan los instrumentos y ver dónde se ubican los instrumentos utilizados: al salir de la bolsa esterilizada, deben apoyar en una bandeja estéril, no sobre otra superficie.
6. Conversa sobre higiene
Entablar una conversación amable sobre algún caso sucedido, puede servir de pie para preguntar al dentista: “en su consultorio, ¿cómo garantizan que no haya cruce de infecciones entre pacientes?". La reacción sola ya es reveladora. Él debe ser claro al responder a tus preguntas y brindar seguridad.
7. Pide que lave sus manos
En los establecimientos médicos, la higiene de las manos puede prevenir la propagación de infecciones potencialmente mortales entre los pacientes, y entre pacientes y personal sanitario y viceversa, informan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés).
8. Que usen mascarillas
Los profesionales odontológicos y cirujanos deben usarlas para proteger a los pacientes de contagios con microorganismos de sus propias vías respiratorias, y también para protegerse a sí mismos. Es una barrera importante en el control y ejercicio de la bioseguridad. Exige que la utilicen.
9. Concurre a lugares seguros
Ten especial cuidado de elegir a profesionales calificados, habilitados y con registro correspondiente. Si puedes, verifica los antecedentes del médico que has elegido. En la mayoría de estados, llevan un registro de las infracciones de los profesionales médicos.
10. Toma conciencia
Según la especialidad, y especialmente en los consultorios odontológicos y quirófanos, hay riesgos de infecciones por las esporas, bacterias, hongos y virus que pueden encontrarse en la sangre o saliva de otros pacientes. Cualquier microorganismo puede causar una enfermedad infecto-contagiosa.