Ya viene el verano, y con él el deseo de recostarse a tomar el sol. Pero broncearse de manera inadecuada puede dañar tu piel e incluso provocarte cáncer. Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, cada año se diagnostican 2 millones de casos de cáncer de piel. Por eso, mira algunos consejos para tomar el sol sin riesgos.
"El bronceado es la reacción de la piel al sol, es de hecho un tipo de lesión, y si no se toman las medidas adecuadas las consecuencias serían bastante graves", explica la Dra. Jennifer Worden, del Centro Médico Cornerways, en Inglaterra. "Si vas a broncearte, cuida tu piel antes, durante y después del bronceado para evitar riesgos".
Según la Dra. Worden, antes de pensar en broncearte debes ser consciente del color de tu piel para saber cómo reaccionará con el sol: “Si tu piel es muy calara, debes tomar el sol poco tiempo, utilizar un bloqueador de al menos FPS 30 y vestir prendas largas: este tipo de piel es muy sensible y tiene un alto riesgo de quemaduras y cáncer”.
Las pieles morenas son más resistentes, pero no inmunes: "La radiación solar daña la piel morena por igual: siguen teniendo riesgo de quemaduras y cáncer, aunque menor. Si tu piel es morena, utiliza bloqueadores de al menos FPS 15, puedes usar ropa ligera, pero no debes exponerte al sol en exceso", asegura la Dra. Worden.
¿Qué filtro elegir?
"Un filtro de FPS 15 funcionaría para la mayoría de la gente; pero, si son muy pálidos o tienen un historial de cáncer de piel, se recomienda un FPS 30 ó 45. Asimismo, es preferible un filtro resistente al agua, para no perder la protección al sudar o al nadar”, explica la Dra. Brunilda Nazario, del American College of Physicians.
Hay protectores con un FPS 80, 90 ó 100, pero eso no implica que sean mejores: según la Dra. Louise Chang, de la Society of General Internal Medicine, "Un FPS 45 bloquea 98% de la radiación, por lo que un protector más 'poderoso' no aportaría beneficios adicionales significativos, ya que es imposible bloquear los rayos UV al 100%".
Dos tipos de radiación
De acuerdo con la Dra. Nazario, la mayoría de los protectores filtran sólo la radiación UVB, pero no la UVA: “La razón es que la radiación UVA no causa quemaduras, pero aun así penetra en la piel causando arrugas, envejecimiento prematuro y elevando el riesgo de ciertos tipos de cáncer”, asegura.
La Dra. Nazario recomienda elegir un filtro solar de amplio espectro que bloquee la radiación UVA y UVB, “Para saber si tu filtro te protegerá de los rayos UVA, revisa que tenga al menos uno de los siguientes ingredientes: ecamsule, avobenzona u oxibenzona (benzofenona-3)”, comenta.
Aplica y reaplica
Al menos 15 minutos antes de salir, aplica el filtro en todo tu cuerpo, aun si está nublado, y aplícalo de nuevo luego de dos horas o después de nadar o sudar mucho. "Si el filtro no se usa bien, obtendríamos sólo un 15% de la protección que necesitamos”, explica la Dra. Jeannette Graf, del Centro Médico Mount Sinai en Nueva York.
Cuida todo tu cuerpo
Es importante que apliques el filtro en todo el cuerpo, incluso en áreas como la parte de atrás de las orejas, la nuca o los dedos de los pies: "La radiación impacta todo tu cuerpo por lo que no debes escatimar en la aplicación del filtro; de nada sirve que lo apliques en una parte si otra queda sin protección", asegura la Dra. Graf.
Paso a paso por el bronceado
Ya tienes todo para broncearte, pero no puedes llegar tumbarte al sol desde el primer día: la exposición debe ser gradual. La Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria (AEPap) recomienda empezar con una exposición de 15 minutos y cada día sumar 20 minutos al tiempo que pasas en el sol.
Nada con exceso...
“Exponerte al sol de manera gradual permite a tu piel acostumbrarse a la radiación", explica el Dr. Manuel Merino Moína, de la AEPap. "Sin embargo, evita pasar más de 120 minutos bajo el sol, sobre todo en las horas de más calor (11 AM - 3 PM), así reduces el riesgo de daños en la piel y otros problemas como deshidratación e insolación".
Luego del sol, ¡hidratación!
"El sol y el calor resecan la piel, por eso luego de un día de sol lo mejor es darse ducha ligera y aplicarse una crema humectante, de preferencia con aloe", explica el Dr. Nick Lowe, de la Universidad de California en Los Angeles. "Así ayudas a tu piel a sanar luego de la exposición al sol y la haces más resistente a la radiación”.
El bronceado no es protección
"Muchos creen que una vez que la piel se broncea, queda protegida suficientemente contra el sol, pero no es así", asegura la Dra. Worden. "El bronceado implica un daño en la piel, por lo que si dejamos de protegerla con filtro solar y crema hidratante se vuelve más vulnerable a la radiación y se eleva el riesgo de quemaduras y cáncer".
Cuida tu piel desde adentro
“Antioxidantes como los carotenoides, el licopeno y la luteína protegerían el ADN de la piel de la radiación, y le brindarían a ésta un tono más dorado naturalmente”, explica el Dr. Simon Alaluf, de la Universidad Witten-Herdecke, en Alemania. “Pero igual debes tener cuidado: la protección de estos nutrientes no sustituye el uso del protector solar”.
¡Llénate de color!
Los alimentos que nutren tu bronceado son aquellos de color rojo, naranja y amarillo, así como los vegetaes de hoja oscura. “Come dos porciones al día de estos alimentos por una semana, para que los antioxidantes lleguen a la piel antes de exponerte al sol”, asegura el Dr. Ross Whitehead, de la Universidad Saint Andrews, en Escocia.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) informa que la radiación UV no sólo afecta la piel, sino también los ojos produciendo cataratas y otros problemas visuales. Para reducir este riesgo, la EPA recomienda utilizar lentes oscuros con protección UV, así como sombreros de ala ancha.
El uso de una cama solar elevaría hasta un 300% el riesgo de padecer cáncer de piel. De acuerdo con la Dra. DeAnn Lazovich, de la Universidad de Minnesota, esto se debería a que “En una cama solar, la piel recibe radiación de una manera más intensa que bajo el sol, por lo que se vuelve más propensa a sufrir daños".
Para la Dra. Zoe Draelos, de la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, “Las cremas y lociones auto-bronceadoras serían seguras, ya que con ellas se evita la exposición al sol. Sin embargo, deben aplicarse adecuadamente, ya que contienen sustancias que se almacenan en la piel, y si se almacenan en exceso serían tóxicas”.